Capítulo 22 - parte 1

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-Fahim, ¿A dónde te crees que vas?

El chico frunció el ceño. No era la intención que esto pasase, esto no estaba en el plan, ¡mierda! Iba a ser un secreto.

-Respóndeme.

Se mordió el labio, y cambió el auricular del teléfono de un oído al otro mientras seguía tomando ropa de su armario. Supuso que ya no había nada que ocultar, y se encontraba lo suficientemente lejos como para retenerlo, ¿no? Su avión salía en tres horas, tiempo de sobra.

-Sabes a dónde voy, ¿por qué me preguntas? -Contestó secamente, lanzando todas sus camisetas dentro de la maleta.

-¿Liverpool? ¿En serio?

-No es de tu incumbencia.

-Claro que lo es, soy tu padre.

Soltó una risa seca, incrédulo.

-Dejaste de ser mi padre desde el momento en el que mi hermana pequeña falleció.

-Eso no es lo que la sangre que corre por tus venas dice.

-La sangre es sólo eso: sangre. Y tú eres un maldito bastardo que se merece el peor de los males, "padre".

-Escucha, estúpido iluso...

El chico seguía apelotonando ropa y objetos importantes en unas cuantas maletas mientras escuchaba a regañadientes y con unas ganas tremendas de colgar, lo que su padre graznaba.

-Te prohíbo salir de este país, Fahim. Es una obligación.

Tomó aire bruscamente, controlando su furia.

-Impídemelo.

Dicho esto tiró el teléfono a la cama, tomó algunas pocas cosas más absolutamente imprescindibles y cerró la última maleta. Nadie le impediría dejar toda su mierda atrás, empezaría una nueva vida lejos de todo lo que más odiaba, ya que lo único que merecía la pena se había ido para siempre. El teléfono comenzó a vibrar de nuevo, esta vez era el taxista, había llegado. Aseguró que tenía todo a mano: pasaporte, billete, cartera, documentos, y apagó las luces de aquel apartamento frío y vacío que dejaría de ser su hogar a partir de ese mismo momento.

Ansiaba libertad, independencia, y por cada minuto que pasaba los nervios afloraban más y más, con la piel de gallina e impaciente por llegar a su destino, su nuevo hogar, trabajo, futuro. Todo lo que siempre soñó estaba tan cerca que casi lo podía palpar. Sólo había deseado que ella hubiera estado a su lado en esta aventura.

***

Mareado. Se sentía mareado, pero de una forma agradable y ligera, como si estuviese levitando, en cierto sentido. Se cuerpo se apoyaba contra la pared relajadamente, cojines rodeándolo casi por completo mientras seguía observando el cielo de un color azul marino salpicado de estrellas, muchas estrellas. Le recordaba a la gran cantidad de gotitas que descansaban sobre el cristal de la ducha después de tomarse una larga y caliente ducha a causa de la condensación.

Inhaló lentamente, y una satisfactoria sonrisa se dibujó en sus labios al bajar la vista y ver a Shazia recostada entre sus brazos, cabeza apoyada contra uno de sus hombros y la mirada perdida, pensativa. Acarició su cabello con la punta de su nariz, inhalando el olor a magnolia que predominaba en la esencia de su champú, acondicionador, o lo que fuera que usara.

Por primera vez en mucho tiempo, volvió a sentirse bien, el pesar sobre sus hombros había aminorado como mínimo un setenta por ciento, y todo gracias a ella. Shazia lo distraía de todo lo que le preocupaba, veía apoyo en ella, y era algo que agradecería eternamente.

Free me | zayn |Where stories live. Discover now