Capítulo 106

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*En el anterior capítulo pudistéis ver cómo era el lugar en el que Shayn se está quedando por fuera, y aquí os dejo ahora un par de fotos del interior ;)*

*En el anterior capítulo pudistéis ver cómo era el lugar en el que Shayn se está quedando por fuera, y aquí os dejo ahora un par de fotos del interior ;)*

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Bajo un cielo encapotado y espesura de hoja caduca en proceso de medrar, los dos enamorados se divertían con tonterías. Shazia había encontrado un balón un poco deshinchado entre la maleza, moho formándose en la arte que había reposado hacia el norte. En su momento de júbilo, convenció -gracias a mil suplicas y pucheros- que el chico jugase con ella. No hacían mas que dar pases, inventando un tipo de portería entre el pequeño caseto donde leña esperaba apilada a ser ardida y un tronco.

Hacía frío, el suficiente como para que cada uno vistiese un grueso jersey de invierno y dos pares de calcetines bajo las botas. Sus mejillas y narices rosadas por el ejercicio físico y el viento azotando sus caras. Pero se lo estaban pasando bien. Shazia siempre reía con Zayn, más que nunca cuando era aquella persona alegre y bufona. Contando las mayores estupideces, que siempre terminaban siendo contestadas con otra más disparatada y acompañadas de estrepitosas risotadas. Simple y agradable.

El balón pasaba de un lado a otro,  pero nunca en línea recta, o haciendo el trayecto deseado. Aquello les daba igual. Conscientes de que eran un desastre no se avergonzaban de ello. Era entretenido porque Zayn tenía destreza suficiente para mandarla a una distancia considerada, pero siempre que lo intentaba, rebotaba contra alguna superficie indeseada. Shazia era tan rápida que lo veía venir, esquivando cada vez que milagrosamente pasase cerca de ella, o robándosela al chico antes de que pudiese hacer nada al respecto. 

Era un juego simple e infantil, pero los ayudaba a despejar le mente, que era lo más importante. Lo estaba ayudando, estar rodeado de nada más que sí mismo, ella y pura naturaleza. Incluso la arquitectura de la casa, limpia, simétrica, abierta. Era como si estuviese pasando por una limpieza espiritual. Sin detalles innecesarios, sonidos artificiales -como el de su móvil, por ejemplo-, o gente indeseada. Nadie sabía que estaban ahí, tampoco. Bueno, menos Lynn. La que por lo visto había ayudado a la chica a organizar este fin de semana. Y el dueño del lugar.

Free me | zayn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora