Capítulo 79

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  — Deberíamos de levantarnos.

 El chico gruñó, dándole la espalda, escondiéndose bajo el grueso edredón. Pero Shazia sintió  poca simpatía al tirarse sobre él, manos sobre la manta, presionándolo sobre la cara de Zayn hasta que tuvo que darse por vencido. Al fin y al cabo necesitaba oxígeno para vivir.

  — Me encanta cuando mi novia me despierta intentando asfixiarme, ¡es tan romántico!

— Ya estabas despierto.

— Sí, pero no quiero salir de cama. Tengo resaca.

— ¡Y yo quiero salir a la calle!

— Estás loca — refunfuñó.— Es temprano. Tenemos todo el día.

— Son las dos de la tarde— puntualizó incrédula, sin bajarse aún de su cuerpo. El chico se giró, intentando deshacerse de ella. 

  — Hum, por eso tengo tanta hambre. ¿Qué tal si pides el desayuno?

Alzó una ceja.

— Ya desayuné.

— ¿Pero yo no? Quiero el desayuno, bueno, brunch, en cama. Sería una genial manera de empezar el año, ¿no crees?

—Es una pena que no tengas una chacha a mano para que cumpla todos tus caprichos.

— ¿Por favor, jaan

Quiso lanzarle una mirada asesina e ignorar su cara de cachorrito. Eso era jugar sucio y lo sabía. Pero de nuevo era muy difícil negarle nada, sobre todo cuando había sido tan detallista la noche anterior. O cuando le suplicaba con esa voz mañanera, cabello despeinado y expresión adormilada. 

Podía dejarlo pasar aquella vez.

— ¿Qué quieres?— Suspiró en rendición.

— Eres la mejor— sacó los brazos de bajo el edredón y la rodeó por los hombros, tirando todo el peso sobre él.— Y te quiero.

Shazia soltó una risita antes de besar la punta de su nariz.

  — Pero con una condición—dijo al ponerse en pie.

—¿A cambio debo de satisfacerte con un polvo mañanero?

— No sé cómo eso fuese una condición para ti.

Se encogió de hombros.

— No me negaría.

Sacudió la cabeza, poniéndose a buscar por el teléfono del hotel.

— ¿Qué quieres?

— Salir.

Zayn tomó asiento, cruzando las piernas al estilo indio, espalda contra el cabecero. Se veía como un tipo de dios griego, rodeado de suavidad blanca, desnudo de cintura para arriba y cabello desmelenado.

Veinte minutos después llamaron a la puerta. Y obviamente había sido la morena la que tuvo que ir a abrirle la puerta al servicio de habitaciones y dejar la bandeja sobre su regazo. Sinceramente, estuvo tentada en hacer una corona de papel y pegársela a la cabeza con pegamento. Lo que no quería era sufrir las consecuencias.

Se limitó a servirse otra taza de té y comer una mandarina dado a que ya había comido mientras Zayn engullía las tostada como si no hubiese comido en una semana. Aunque dado a lo mucho que andaron la noche anterior, no le extrañaba su hambre.

  — ¿Por qué tienes tantas ganas de marchar de salir?—Preguntó tras terminar con la tercera tostada.

Se dibujó una significativa sonrisa en su rostro. Era algo que llevaba pensando bastante tiempo, suficiente para tener la idea clara.

Free me | zayn |Where stories live. Discover now