Free me | zayn |

Capítulo 95

*Canción: preciosa cover de mad world (original de Tears for Fears)*

 — Sí, sí— Shazia sujetaba el móvil contra el hombro mientras buscaba con las manos su pasaporte, a punto de ser la siguiente en el control.— El viaje fue estupendamente, Harry. No te puedo agradecer lo suficiente.

  —No fue nada, en serio.

  — Claro que lo fue— frunció las cejas— si no fuese por ti seguramente aún no hubiese conseguido un ticket de avión. No sé cómo lo has hecho, pero lo aprecio. No sé cómo darte las gracias.

—Está bien, Shazia. Con venir al hospital ya pagas tu deuda—por e sonido de fondo parecía como que Harry estuviese en un gimnasio.

  — ¿Y si no quiere verme? ¿Y si me echa...— ...Otra vez?Preguntó con timidez— ¿Me conseguirás un billete de vuelta?

— Si te hace algo así patearé su huesudo trasero hasta la inexistencia.

La morena sonrió ligeramente, sonriéndole al guardia que le devolvió su pasaporte tras revisarlo, arrastrando la pequeña maleta tras ella. Esquivaba gente, siguiendo las indicaciones de salida.

  — No sé si eso es la mejor idea ahora.

— Seguramente no— coincidió— Miller debería de estar esperando por ti en la salida. Te llevará directa al hospital. Y no te preocupes por la maleta, ya te he encargado una habitación. Estará ahí para cuando estés de vuelta— juraba que podía escuchar la cinta correr bajo los pies mientras hablaban.

  —Así que es cierto que habéis pospuesto el concierto.

  — Y seguramente tengamos que cancelar un par de shows más— asintió, apenado. 

  —Siento que hubiese tenido que pasar en un momento así.

— No es como que uno pueda escoger cuándo ponerse enfermo.

Otro silencio, ambos pensativos. Llevaban hablando desde el mismo día que Zayn fue ingresado, dos días atrás. Harry le había explicado con detalle lo que le había sucedido al muchacho y confesado que sufría de una fuerte depresión que debería de haber sido controlada con anterioridad. Zayn estaba comenzando a mejorar físicamente a base de grandes cantidades de hierro y cuidado de los doctores, pero mentalmente seguía siendo un desastre, y se negaba a admitir ayuda profesional, por cualquier estúpida razón.

El primer contacto -iniciado por Harry- había terminado en dos horas de intensa conversación telefónica en la que el castaño le prometió que le conseguiría el primer vuelo que podría obtener y que no se tendría que preocupar de nada más que mover su trasero a los Estados Unidos -lugar al que nunca había visitado, y cuyas circunstancias no lo hacía nada deseado-. A pesar de que a principio la había tranquilizado diciendo que había sido una anemia por falta de buena alimentación y que la operación solo había sido una mala coincidencia, que muchos cantantes pasaban por ella en algún punto de su vida, el hecho que le hubiese confesado su seria enfermedad psicológica la había vuelto a poner en una situación frágil.

Se preguntó en qué se hacían en ese tipo de situaciones, si no metería la pata. Nunca había lidiado con ese tipo de problemas, ¿qué demonios debería de hacer en una situación así? Según Harry lo mejor era mostrarle que contaba con su apoyo, actuar con normalidad, dado que mostrar signos de pena sólo empeoraría su humor, metiéndolo más en ese maldito caparazón en el que se escondía.

  — Venga, no hagas esperar más al pobre chófer, lleva ahí desde las cinco.

  — Gracias, Haz. Por todo— dijo de corazón.