Capítulo 87

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Crece dentro de ti silenciosamente. Al principio te confrontas con pequeñas cosas, pero normalmente escoges ignorarlas. Es como un dolor de cabeza. Te dices a ti mismx que es temporal y que pasará. Que simplemente es otro día de mierda.

Pero no lo es. La realidad es que estás atrapadx en este estado mental, tú... Te acostumbras a poner una máscara social, continúas tu vida junto con otra gente porque es lo que tienes que hacer. Es lo que todos hacen.

De todos modos el problema no se va. Luchas con seguir una rutina todos los días, pero comienza a costarte más y más. Ahí es cuando caes aún más profundo y es cuando lentamente comienzas a apartarte de amigos y familia, a veces excluyéndolos por completo.

Toda satisfacción desvaneció. Los pequeños detalles que solían traer felicidad a tu vida ya no significan nada. Incluso la más simple de las tareas se vuelve dolorosa. Ahí es cuando te falta motivación. Y... ¿Por qué continúas intentando si nada te hace feliz de todos modos? 

Todo esto te hace sentir aún peor y terminas en un círculo vicioso. De pronto te encuentras viviendo a cámara lenta. Los días se vuelven indistinguibles entre ellos. Simplemente... Se transforma en ruido blanco, pesadez, llenando tu cabeza y escupiendo sobre tu cuerpo. Sientes como si nunca serás feliz de nuevo.

Continúas reculando y destruyes relaciones. Te avergüenzas de todo lo que has hecho y todo lo que no. Hay una parte de ti que quiere hacer bien las cosas. Un repentino brote hace que quieras interactuar, pero... Todo es efímero, porque sabes que no funcionará de todos modos. Cosas que excitan a tus amigos te dejan indiferente, y te das cuenta del enorme espacio entre vosotros.

Otro fallo no es una opción, así que al final escoges estar solx en tu zona de comfort, donde nadie te hace preguntas. La falta de estima y la falta de propósito se vuelven insoportables. Al final te das cuenta de que no puedes seguir así y que solo dos cosas pueden suceder:

O decides pedir ayuda, o... Puede que intentes quitarte la vida.


La habitación apestaba, literalmente. Ropa sucia apilada en todas partes, las probabilidades de que algún alimento estuviese comenzando a descomponerse sobre una de la decena de platos eran bastante altas. A eso se le añadía a que no había tomado una ducha en al menos dos semanas. Era un desastre, Zayn era un desastre.

Frotó la cara contra la almohada de su lado de la cama, intentando encontrar algún rastro de su perfume sobre las sábanas rígidas por falta de lavado. Su esencia lo relajaba, pero no había nada ahí. Se había ido por completo y era su culpa, no había nadie a quien pudiese apuntar su dedo más que a sí mismo. 

De todos modos no cambiaría nada. No tenía las fuerzas suficientes para levantarse a hacer un sándwich, aún menos lidiar con sus distorsionadas emociones. Echaba de menos tener a alguien a quien abrazar pero a la vez se alegraba de poner estar solo y no tener a nadie repitiéndole qué le pasaba, por qué no se levantaba de cama, por qué no sonreía.

Lo único que había tocado su boca en los últimos dos días fueron dos cajetillas de tabaco, tres barras energéticas y café. Litros y litros de café.

Si por él fuera, no saldría de casa nunca, pero no es tan fácil cuando tu trabajo consiste en ser famoso y vivir la vida perfecta. Se veía obligado a salir de casa e ir al estudio, donde todo el mundo lo ignoraba a no ser que fuese cien por cien necesario. De la manera más sádica, sus mánagers parecían contentos con su escasez de palabras o acciones, haciendo su trabajo veinte veces más fácil. Ya no tenían al difícil de la banda quejándose de cómo estaban haciendo de ellos meros objetos.

Free me | zayn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora