Epílogo

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Música resonaba en el cuarto, Harley la observaba con mirada triste desde su cama en una esquina, junto al radiador

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Música resonaba en el cuarto, Harley la observaba con mirada triste desde su cama en una esquina, junto al radiador. Con una sola mirada en su dirección comenzó a mover la cola. Veía la súplica en el brillo de sus ojos "no te vayas, no te vayas". Si tuviese el tiempo suficiente, la estaría acariciando y mimándola hasta más no poder. Pero aún no había terminado de hacer su maleta, y sabía que el conductor estaría ahí en un par de minutos.

Suspiró, maldijo el horario de trabajo, miró al techo, volvió a su tarea. Escogió dos camisetas de las cinco que descansaban sobre el tocador, recopiló un par de productos de belleza, el cepillo de dientes y el peine en el baño. Una llamada entró en su móvil. La ignoró. Podría atenderlo una vez se subiese al Uber, se dijo. De vuelta a su habitación tropezó contra el marco de la puerta, llevando un golpe en el dedo meñique de su descalzo pie. Maldijo en urdú, inglés y en todos los idiomas que sabía, asustando a su pobre mascota, que se escondió bajo la cama inmediatamente.

Diez minutos más tarde ya estaba lista, pero su vehículo aún no había llegado. Sentada en el centro de la cama dejó que Harley se subiese con ella, comenzando a acariciarla bajo el cuello, que seguía mirándola de aquella manera.

—Dakota vendrá por ti en una hora, no te preocupes—musitó, dejando un beso sobre su cabeza—no estarás sola. No me mires así, anda, sólo serán unos días, lo prometo. Nunca te dejaría atrás, lo sabes.

La perra suspiró, y Shazia se perdió un poco en sus pensamientos. La lluvia se estrellaba sin cesar contra la pequeña claraboya en el pasillo de su pequeño apartamento. El ático era pequeño, pero suficiente para su comodidad. Situado a las afueras de la ciudad pero sin llegar a periferias, bien amueblada, a quince minutos de su trabajo, conectada con tres líneas de metro distintas. Y lo había conseguido con su propio dinero.

Sin llevar más de un par de meses ahí, se encontraba bastante cerca de llamarlo hogar.

Se sentía orgullosa de sí misma, ¿para qué iba a mentir? Desde... Lo sucedido. Consiguió una promoción, y ahora trabajaba como cocinera a tiempo parcial en un restaurante ético. ¿Por qué parcial? Porque también había encontrado su hueco en un par de asociaciones donde se había involucrado en importantes proyectos. Que bien realizadas, podrían hacer un gran impacto. Había hecho de su "fama" algo positivo, creando redes sociales, donde hablaba abiertamente de temas que la apasionaban.

Demonios si no se sentía orgullosa. Y los días en los que quizás no estaba tan convencida, recibía una eterna llamada de Fahim en la que ponía su vida para convencerla de lo contrario.

Hablando de Fahim, seguía en Liverpool. También había conseguido un mejor trabajo. Se preguntaba por qué no lo había buscado en Londres, para estar más cerca de ella como quiso en un principio. Pero nunca especificó el por qué. Sospechaba que seguramente porque aquel porqué fuese un alguien. Pero el tiempo terminará diciéndolo todo. Seguían en contacto y visitándose regularmente, así que eso es lo que contaba.

Free me | zayn |Where stories live. Discover now