Free me | zayn |

Capítulo 49

Liverpool, ciudad costera de gran importancia cultural. Lugar donde se formaron grupos como The Beatles, importante equipo de fútbol y visitado cada año por una elevada cantidad de turistas. Importante comercialización gracias a su puerto, con interesantes monumentos y bonitos paisajes nórdicos a las afueras.

De buenas a primeras, sonaba como un interesante lugar en el que establecerse: gente agradable, muchas posibilidades con las que distraerse un día que te apetezca salir a dar una vuelta porque tu apartamento se siente repentinamente vacío y solitario, a pesar de que tu compañero era una de las personas más ruidosas que había conocido en su vida.

Y sí, la verdad es que sería completamente feliz de poder disfrutar de aquel cambio de aire, y vida, si no fuese por la constante culpa que Fahim acarreaba. En la oficina sus compañeros sospechaban de que sufría de algún tipo de depresión, o que quizás fuera un tío solitario sin mucha vida social. 

De hecho, los primeros días era la envidia de muchos; algunas de las oficinistas, o no tan oficinistas, se veían ciertamente interesadas por el exótico y silencioso joven que no superaba los veintiséis años, propietario de unos ojos indescriptibles, en vez de a ellos. Sólo tras el tercer rechazo comenzaron a pensar que era gay, y dejaron de celarse.

Fahim se había enterado de aquel cotilleo, y en vez de desmentirlo, se limitó a rodar los ojos y continuar con su monótona y aburrida vida. Si aquello conseguía que las miradas redujeran, mejor para él.

Sí, había un trabajo que con el que se sentía cómodo, sí, todos aquellos años de duro estudio habían dado sus frutos, y sí, se sintió intensamente liberado el momento en el que se había subido en aquel bendito avión. 

Pero también había nos:

No, no podía perdonarse por lo que le había pasado a Shazia, no, no le había hecho ni un mísero funeral a pesar de nunca haber encontrado su cuerpo, y no, dudaba que pudiese superar la pérdida de su hermana y mejor amiga de aquí a un futuro cercano. 

Seguía sintiéndose tan responsable y culpable como el primer día, y el deseo de asesinar a su padre con sus desnudas manos tampoco se desvanecía, pero no era un criminal, y no creía en ese tipo de venganza. ¿Cómo iba a sufrir las consecuencias un cuerpo que no puede sufrir? No, necesitaba una venganza real, que le doliese a aquel horrible monstruo en lo más profundo de su alma. Y lo conseguiría, se juró a sí mismo que se vengaría en honor a Shazia, lo haría.

Removió el café con aquel pensamiento rondando su cabeza, como hacía demasiadas veces para ser saludable, ¿debería de visitar un psicólogo? Quizás fuese una buena idea, despotricar y dejar que el rencor se fuese hablándolo con un completo desconocido que seguramente liquidaría un tercio de su saldo, quizás más.

Richie, su compañero de piso devoraba un donut mientras leía un periódico que para su gusto, se concentraba más en los cotilleos e irrelevancias y no en las cosas importantes como la delicada situación de Grecia o niñas raptadas en algún lugar del mundo.

—Oye, tío, ¿puedo decirte algo y que no te lo tomes como algo racista?— preguntó su compañero, alisando su fino cabello cobrizo hacia atrás. 

— No lo sé, ¿puedes?— Da igual de lo que se tratara, Richie era charlatán por naturaleza. No podría aguantárselo ni por medio minuto.

—Hay una chica aquí que se parece mucho a ti...

—Tienes razón, eso ha sonado bastante inapropiado.— Confirmó, ignorando la imagen que señalaba con el dedo.

—Lo siento, pero es que esos ojos...

— ¿Acaso crees que soy el único pakistaní con ojos claros? 

— No, claro que no...

—Entonces déjalo, Richard. Dudo que ningún familiar fuese a salir en esa birria de periódico.

Si amigo suspiró, pasando por alto la hostilidad de sus palabras. Sabía perfectamente que era estúpido, pero, aquella chica en verdad se parecía a Fahim, aquellos grandes ojos, lo recto de su nariz, demonios, ¡incluso la maldita frente! Si no fuese por la diferencia de edad podrían haber pasado por mellizos. Pero no era posible, según Fahim él era el único inmigrante de su familia. ¿Cómo podría algún pariente suyo salir en la contraportada de un periódico tomada de la mano de un famoso? No sonaba muy real. 

Pero obviamente no podía aguantarse. Richie no podía callarse nunca, no cuando algo tan extraño como esto entre sus manos. Una curiosidad pasó por su cabeza.

— ¿No tenías una hermana?

—Tengo cuatro hermanas, Richie— gimoteó exasperado— tres de ellas casadas y con hijos, una muerta.

—La que desapareció y nunca encontrasteis, ¿cierto? 

—Vaya, sí que eres despiadado, ¿quieres que te deje la cucharilla para hurgar en la herida?

— No... No. Fue grosero de mi parte, lo siento. 

— No pasa nada— escupió sin emoción alguna. Apuró el café, no quería llegar tarde.

Por otra parte, Richie continuaba pasando a vista de la foto a su compañero de piso. Pasaron exactamente treinta segundos hasta que no aguantó más.

— A la mierda.

Plantó la página delante de su cara, y señaló  la fotografía con su mordida y corta uña.

Por inercia la vista de Fahim cayó sobre el rostro de su hermana pequeña.

— ¿Pero qué demonios?— Gritó, poniéndose en pie y arrancando la hoja de entre sus manos— esto tiene que ser una broma, ¡no es posible!

Acercó más el papel, y en efecto, era ella. Y sonreía, le sonreía al chico con el que salía en la fotografía, y él parecía sonreírle de vuelta, a pesar de estar medio girado, dándole la espalda al fotógrafo.

Tenía que estar soñando. O quizás fuese otra chica que se parecía demasiado a su difunta hermana. Cualquier cosa podría ser, menos la verdad, simplemente no podía ser cierto.

—Esto es muy, muy extraño— Musitó Richie, pero Fahim no lo escuchaba, estaba anonadado, leyendo el titular que acompañaba la fotografía.

"Zayn Malik es visto por tercera vez con la ya no tan misteriosa chica, Shazia Jinnah, paseando por Londres."

Al ver que se había quedado mudo, clavado en el sitio, tuvo que preguntar lo obvio:

— ¿Es ella?

Fahim asintió a pesar de que seguía sin creérselo. 

— Santa. Mierda. 

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Pregunta: ¿cómo os sentís por Fahim? ¿Qué creéis que hará?