Capítulo 53

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Sábado por la mañana. El tren de alta velocidad con destino a Londres estaba considerablemente lleno y el aire condicionado demasiado alto para su gusto, irritándole la garganta.

Si había una de cosa sobre Inglaterra que no llevaba bien era el clima, tan fresco, cambiante e inesperado. Y no es que en Pakistán no hubiese cambios de temperatura, o pesados días de lluvia tras una semana de constante sol, pero no había ni la mitad de humedad, ni cambios tan constantes como aquí. Y ahora, por lo que se ve, si la naturaleza no te hacía enfermar, también los encargados de aquella compañía contribuían.

Carraspeó con impaciencia, descruzó las piernas y tomó otra postura, agarrando con más fuerza la bandolera negra que descansaba sobre su regazo. Revisó la hora en su reloj, y volvió la vista hacia la ventana, apreciando el constante verde cubría gran parte del paisaje, animales de pasto y pequeños pueblos rurales.

Tras superada la, literalmente, increíble noticia de que su hermana estaba viva, y aparentemente en Londres, junto con una persona importante en la media social, había decidido que debía de comprar un billete a dicha ciudad para aquel fin de semana y reservar habitación en un hotel. Tenía que poner en marcha su búsqueda y dar con ella, fuese como fuese, costase lo que le costase. 

El único problema es que no sabía por dónde empezar, cómo buscarla, ni si realmente vivía en la propia ciudad. Su única ayuda era la única foto que tenía de su hermana, la misma que había utilizado para buscarla en su ciudad natal, y la página arrancada de aquel periódico.

Había buscado un poco sobre aquel tal Zayn, sabía que era integrante de un grupo del que no había escuchado nunca, música para chicas. Sabía que vivía al norte de la ciudad, pero no la dirección exacta. Lo que le había extrañado era su apellido, un apellido tan común de vuelta a su país, pero él era nativo de Inglaterra. No entendía nada, tenía tantas preguntas para su hermana que no sabría ni por dónde empezar.

Avisaron por megafonía que se estaban acercando al destino final, y la gente comenzaba a preparar y recoger sus cosas, padres que tomaban de la mano a sus hijos, algún apurado que se encaminaba ya hacia la salida... Fue uno de ellos.

Lo que no se esperaba fue la ridícula cantidad de gente caminando por la estación: empresarios, turistas, estudiantes, vigilantes. Si pensaba que en Liverpool había tránsito aquella mañana, no era nada comparado con aquel laberinto de gente. Miró hacia arriba en busca de señales que lo ayudase a llegar a la zona de metro.

Una mujer en altos tacones de aguja chocó contra él, causando que ambos hicieran un traspiés.

— Perdone — se disculpó cuando recobró la compostura. Le contestó con un "no pasa nada" y ella inmediatamente retomó su camino, pero Fahim la paró.

— ¿Podría decirme dónde se encuentra el metro? 

Se quedó pensando por un momento, revisando las distintas direcciones de aquel inmenso edificio antes de señalar una salida y darle un par de indicaciones. Luego le sonrió y se despidió, retomando su camino con apuro, taconeando contra las baldosas.

Fahim suspiró, quizás sí hubiese sido una buena idea aceptar la compañía de su compañero Richie al fin y al cabo. Pero ya no había vuelta atrás, y estaba determinado a encontrar a su desaparecida, reaparecida hermana. Estudiaba el amplio y abovedado techo mientras se encaminaba a su destino, maldiciendo el momento en el que creería que sería una buena idea tomar el tren de hora punta. Esquivaba la gente lo mejor que podía, acarreando su bandolera y una bolsa con ropa para los próximos días.

Quizás, si hubiese tenido la oportunidad de venir entre la semana no tendría que acarrear esa sensación de constante claustrofobia. Pero ahí estaba, comprando un billete para e metro y estudiando el mapa por unos buenos cinco minutos antes de dar con su línea y parada.

Cuando llegó a su destino se sintió un poco más relajado, y pudo dar con una cafetería que no daba la sensación de reventar por una exagerada cantidad de gente, pidiendo un café late y alguna repostería para reponer fuerzas. En información consiguió un pequeño plano de la zona, y volvió a pedir indicaciones hasta su hotel para poder dejar las cosas y comenzar de una vez por todas la búsqueda de Shazia.


***

En otras circunstancias seguramente se hubiese fijado más en todo lo que lo rodeaba, pero ahora mismo no tenía la cabeza para aquello. Llevaba tan solo dos horas caminando por las calles, y nadie, absolutamente nadie lo estaba tomando en serio, tachándolo de loco.

Da igual a quien le preguntase: una señora mayor, un hombre que paseaba a su perro, un camarero, incluso paró a un artista callejero... Éste último le acababa de recomendar cinco minutos atrás que dejase de enseñar aquel artículo, porque nadie en su sano juicio creería que él era el hermano de la novia de Zayn Malik, y que ella se trataba de una muchacha desaparecida. Sonaba demasiado descabellado. Tras ello le dio un par de palmaditas en el brazo y continuó con su actuación.

Y la verdad era que, cuando lo escuchó en voz alta, sí sonaba extraño. ¿Pero qué podía hacer al respeto? Era su única pista, y lo único que estaba consiguiendo era que la gente comenzara a pensar que le faltaban un par de tornillos. Pero no se dio por vencido, e intentó por una nueva zona.

A un par de manzanas divisó un grupo de chicas sentadas en un banco, algunas de ellas fumando un cigarrillo mientras hablaban sobre algo. Debían de tener entre dieciséis y dieciocho años. Se dirigió hacia ellas, seguramente supiesen más sobre el tema.

— Perdonad, chicas, ¿podría haceros una pregunta?

Ellas callaron de golpe, algunas lo miraron algo inseguras, pero una, con el cabello tan rojo como el fuego habló.

— Sí, puedes— le dio una calada a su cigarro.

— Estoy buscando a esta chica, ¿quizás la habéis visto?— Mostró la foto de su hermana, ya gastada y sucia por las esquinas. Luego desdobló el artículo— fue vista con este chico.

Se inclinaron con ojos entrecerrados, estudiando las imágenes.

—No nos vaciles— dijo otra, riéndose de él.

— No lo hago, ella es mi hermana.

—Seguro— respondió la del cabello rojo.— Tu hermana es la novia de uno de los imbéciles del grupo para nenas.

— ¡Lo es! Necesito saber dónde vive.

Se rieron con más intensidad, bueno, todas menos una. Ahora sí se estaban burlando. Ofendido, volvió a guardar las dos fotografías, alejándose de ellas.

  —¡Eh! ¡Espera!— Gritó una voz femenina justo antes de que cruzase el paso de peatones. Sus amigas la llamaban desde atrás, pero las ignoró, dando un paso más cerca de Fahim. Él le lanzó una mirada desconcertada

— Es inútil que los busques— dijo, peinándose el rubio cabello con los dedos.

— Si quieres seguir riéndote de mí te tengo que pedir que...

— No, no lo digo por eso.

— ¿Entonces?

— Él, Zayn— señaló la imagen doblada que sostenía— bueno, el grupo. No están aquí.

— ¿A qué te refieres?— Giró la cabeza.

— Comenzaron una gira hace como unos tres o cuatro días.

— ¿Por dónde?— Preguntó, ilusionado por obtener más información.

— No lo sé exactamente, ¿Finlandia? ¿Francia? Podrían estar en cualquier parte del mundo, la verdad.

Y ahí se fueron sus esperanzas, abandonándolo incluso más rápido de lo que llegaron.

— Lo siento— la chica se alejó con una genuina sonrisa, dejándolo solo.

Completamente solo y desesperanzado.




Free me | zayn |Where stories live. Discover now