Capítulo 13

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– No.

Un sujetador sencillo, negro y liso, voló por los aires hasta estrellarse contra la cara de Zayn, que observaba con una sonrisa divertida. La acción estúpidamente le hizo recordar sus conciertos, los que hacía ya más de un mes no daba, en el que objetos, sostenes incluídos, iban y venían por el escenario. Cogió la prenda antes de que cayera al suelo.

– No, no, no, no, ¡NO!

– ¿Te pones roja como un tomate por esto y no por pasearte con tu nueva ropa como una top model con pies de cervatillo? – Preguntó tontamente.

– ¡Por supuesto que lo hago! Por alá, ¡qué vergüenza!

De rodillas frente el montón de bolsas y estrenando una camiseta floja y jeans ajustados, Shazia se llevó las manos al rostro, ocultando inútilmente su bochorno. Y es que Zayn, el apuesto y sexy chico repleto de tatuajes y sonrisa divertida, le había comprado ropa interior, tal cantidad de ella que podría vivir cómodamente una buena temporada sin tener que volver a pisar una tienda de ropa interior. En general, le compró suficiente ropa como para poder vestirse como cualquier persona normal, el armario de una persona estándar. Y milagrosamente, aunque hubiese alguna prenda con una talla de más, seguramente podría usar todo lo que le regaló.

El caso es que sentía pudor, mucho, y es que ahora, siendo él quien le compró todo, podría imaginarse fácilmente qué estaría usando debajo de cualquier cosa. Las mejillas se sonrojaron más si era posible.

–Eh– unas cálidas manos tomaron sus muñecas suavemente, tirando de ellas. Al principio rehusó, pero finalmente dejó que Zayn  las bajase hasta que quedasen encima de su regazo, encontrárselo de cuclillas en frente a ella con expresión entre tierna y seria. – No te avergüences, Shazia. Míralo como algo estrictamente necesario, ¿sí?

Ojos acaramelados perfilados por interminables pestañas la observaron con determinación. Se sintió incómoda por la cercanía, así que se encogió de hombros imperceptiblemente, posando la mirada sobre sus manos masculinas y grandes en comparación a las suyas finas y menudas.

– No quiero que te sientas incómoda.

Con cabeza gacha, asintió, el sonrojo poco a poco desapareciendo de sus mejillas, aunque nunca del todo, no tan rápido.  Zayn apretó sus manos entrelazadas de forma alentadora antes de erguirse y reajustarse los pantalones, acción que Shazia catalogó como una manía. La ayudó a ponerse en pie y le pellizcó una mejilla de manera infantil.

– ¿Tienes hambre?

Se dio cuenta de que su estómago le estaba suplicando por alimento, rugió, así que afirmó con un fugaz y entusiasmado movimiento de cabeza.

–Ni que lo digas.

La sonrisa del moreno se amplificó por su entusiasmo, y sin miramientos, la tomó por la muñeca, tirando de ella.

–¿Pues a qué esperamos? Hay un restaurante delicioso al otro lado de la calle esperando por nosotros.

Así que salieron ambos, a paso lento por el delicado estado de Shazia para pasar lo que podría denominarse como su primera velada juntos.

***

Aquella mañana se despertó sintiéndose mejor, y por consecuencia, con un humor decentemente bueno. El cuerpo ya no le dolía de forma exagerada, sino como si el día anterior hubiese corrido la maratón de su vida, que era sin duda, muchísimo mejor en comparación a cada punzada que la atravesaba cada vez que movía una pierna o el tronco.

Estiró los brazos para desperezarse, bostezando, y en parte se sintió alegre de despertarse en una cama amplia e incluso más cómoda que la suya propia. Le gustó la iluminación blanquecina por el sol tapado por unos cuantos nubarrones que solo de vez en cuando cubrían el caluroso cielo pakistaní. Quizás incluso podría caer un tenue orvallo y ella sería, a pesar de todas sus tragedias, más feliz. Adoraba esos días grisáceos pero luminosos, de suave llovizna y fresco viento.

Free me | zayn |Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz