— La próxima vez no seré tan amable, Yuki...— Me murmuró en el oído, haciendo que cogiera aire para calmarme. 

Lo miré, sarcástica a más no poder.

— Amable...¿En serio has sido amable?— Ironicé, mirándolo a los ojos— Claro que sí. Sólo hace falta ver las pocas fuerzas que tengo, y los mordiscos que me diste durante toda la noche para saber lo amable que fuiste.

Abstraída, empecé a contarlos y a ver por qué partes tenía; Hombro, cuello sobretodo, clavícula, muslos, la... 

—Y sólo hace falta que me toques la espalda, para que sepas cómo está. Tus uñas estarán ahí después de un año— Habló, inquisidor. Pasó sus oscuros ojos por mi cuello, para después depositarlos en mis labios— . Aunque yo no me quejo de ello...

Claro, porque eres un sádico y te gusta. 

Sonreí con malicia, ladeando mi cabeza mientras él seguía en la misma posición de estar casi encima de mí.

— Qué sorpresa... 

Con una mueca maligna, Madara me dio un beso en los labios estando todavía con sus dos manos apoyadas en el colchón. Inclinándose más, lo intensificó para hacerlo más posesivo.

Llevé un breve momento mis manos a su largo cabello al notar cómo caía y tocaba mi rostro, hasta que se separó pausadamente de mí entretanto se quedaba observándome fija e intensamente. 

Me moví un poco debajo de él, para estar en una posición más cómoda.

Tragué en seco, con los nervios un poco exaltados todavía.

Me analizó el rostro al tocarle por detrás de la cabeza, mas bajó un poco para darme un casto beso en la clavícula. 

Despacio se fue reincorporando, quedándose sentado en la cama. 

— Será mejor que descanses un poco, entonces— Murmuró. Yo asentí, ojeando por el rabillo del ojo su espalda, y sí, estaba marcada por mis uñas. Rotó su cuello al sentir mi mirada y sonrió con maldad— . Por muchas ganas que tenga de seguir aquí...Voy a ir a utilizar tu ducha. 

Asentí, comprendiendo. 

— Yo también tendría que ir...

El Uchiha alzó una ceja, en un rostro serio y mordaz. Fruncí el ceño ante ello, sin saber a qué venía. 

— ¿Me estás sugiriendo algo?— Me preguntó, cínico. 

Empujé su hombro, en un bufido. 

— Sí, que cuando salgas tú me meteré yo— Respondí, maliciosa— . Déjame dormir aunque sean cinco minutos.

Necesito aprovecharlo para quedarme un rato más en la cama.

 ***** ***** ***** *****


Salí en cuanto acabé ya de pegarme una relajante y caliente ducha, poniéndome la ropa interior que había cogido del suelo  y una sola camiseta para salir y después vestirme. 

Me masajeé el cuello, mullida.

Abrí la puerta y subí mi mirada del suelo, a la cama; Madara estaba tumbado mirando alguna cosa que habría cogido de mi estantería. Seguía sin camiseta, pero ahora al menos llevaba la parte inferior puesta.

En cuanto dejó salir un suspiro y cesó de mirar con seriedad aquello que tenía en las manos, él posó sus ojos agudos en los míos, profundizando la mirada todavía más. 

Cogí aire, en un intento de controlar mi interior y las emociones que me hacía pasar. 

Fui dando pasos hacia el colchón, propinándole una pequeña caricia a mi Tomoe antes de decidir qué hacer. Cuando noté que él mantenía su intensa mirada puesta en mi persona, mientras yo estaba de espaldas. 

Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|Where stories live. Discover now