34. Realidad e ilusión

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 Eres muy inocente si crees que podrás salvarlos a todos, mi pequeña Alice...—Susurró.

Estaba angustiada y los nervios me recorrían todo el cuerpo por diferentes razones; Creía conocerlo, sentía que lo hacía, me sonaba tanto su voz...

Pero había como un vacío o un vapor en mi mente que cada vez que intentaba pensar en quién era, se desvanecía. Pero su voz, esa voz, me sonaba tanto y, a la vez, era tan desconocida por la cercanía suya a mis oídos...

Lo que sí que estaba segura, es que era la misma persona de mi otro sueño, el que se hizo pasar por Maica.

Tú...¿Quién eres?Murmuré elevando mis manos con lentitud, intentando llegar hasta la suya que tenía aprisionada mis ojos¿Qué...qué quieres?

No soy nadie.Volvió a decir, sonando como una voz más ronca y vacíaY, lo de querer es...Muy subjetivo, pero, en cierta medida, se te atribuye a ti.

...¿Qué? ¿De qué habla?

 No existe la esperanza, Alice.Susurró de nuevo cerca de mi oído, sintiendo como la mano que tenía debajo de la mía y el peso de mi cuerpo se hacía más fácil. Lentamente, sus brazos me dejaban libre.

 Te lo advierto, déjame en paz.Gruñí una vez estaba suelta, respirando, por alguna razón, con algo de dificultad.

Las manos que tenía en mis ojos, la que había utilizado para tocar la suya, la quité para poder abrirlos, pero sólo veía sombras, no lograba ver bien.

¿Qué me has hecho? Musité, fría. Con una voz que hasta a mí me sorprendió de lo agria que era. Escuché su risa en la lejanía, pero sus pasos se dirigían hacia mí, de nuevo.

Fui palpando poco a poco mi cuerpo hasta llegar a mi tobillo, notando que estaba encadenada, como en mis otros sueños. Tiré con fuerza para desprenderme de las cadenas, pero era imposible.

No...De nuevo no.

— Aún no te he hecho nada.Le escuché decir, tan cerca, que juraría que estaba justo delante de mí.

Aún...

Con temor y desconfianza en cada lugar en el que me movía o depositaba mis manos debido a las muchas pesadillas encadenadas que he tenido, miré hacia el frente, observando una oscura mancha que se cernía frente a mí, acuclillado.

 Eres fuerte e interesante, pero...

En un intento de ponerme y moverme mejor, con mi mano, toqué algo blando, algo fino con líquido en él. Tragué en seco y con miedo a saber lo que era, lo palpé mejor, dándome cuenta de que era un brazo lo que estaba tocando, y el líquido era...

Sangre.

 No... Musité, tocando ahora mi otro lado. Ésta vez, no era un brazo; Era un rostro, el rostro de alguien...También ensangrentado. 

 Mi pequeña y preciosa Alice...Habló, retumbándome de nuevo la cabeza con sus palabras. A cada momento intentaba que mis ojos se esclarecieran más, pero sólo veía una sombra, no veía con claridad. Alcé mi mano para tocarle el rostro, más él, me la cogió y se acercó más, agarrándome del mentón y haciendo que elevara más mi caraTe estás metiendo en la boca del lobo por tus propios pasos, aunque sé que nada te hará echarte hacia atrás.

Notaba como la sangre que brotaba de mis manos se mezclaba con la suya, a la par en que sentía un fuerte dolor de cabeza.

Me solté de su agarre de manera brusca y él rió de manera arrogante, sujetándome de mi cuello y acercándose a mis oídos.

Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|Where stories live. Discover now