Epílogo.

80.9K 5.1K 8.3K
                                    


Cuatro años después.

—¡O'Connel! —exclamó enojada mientras lo veo pasearse por mi departamento con completa normalidad.

—Foster —deja su bolsa de frituras en la mesa de la cocina para subir su mirada y verme.

Suspiro frustrada, esto no tiene solución. Dejo mis llaves en la mesa del recibidor. Son las siete de la mañana y bueno, Alex Foster acaba de volver de hacer lo que mejor sabe hacer. Ir de fiesta.

He descubierto que las fiestas en Nueva York son bastante alocadas y divertidas. Hay clubs de todos tipos, desde exclusivos hasta los más accesibles. Para gays, para lesbianas, para travestis. Para todos los gustos. Y como a mí no me gusta catalogar cada tanto me cuelo a discotecas que bueno, no son para mí pero es divertido. Se logra aprender mucho. Excepto cuando esos travestis intentaron salir conmigo, eso no lo disfruté. Pueden insinuarse mucho a decir verdad.

Llego cansada y algo borracha para encontrarme a Travis paseándose por mi departamento como si fuera el suyo. ¡Él tiene su departamento y yo tengo el mío! ¿Es tan difícil de entender?

Ah cierto, ¿Cómo terminamos así?

Cuando llegué a Nueva York hasta los cereales me ponían depresiva cuando me recordaban a mi hermano. Todo me recordaba a todo y era malditamente difícil. También, agreguemos que en este tiempo depresivo, Travis era el único idiota que me conocía y quería estar conmigo. Pensé que la universidad iba a ser diferente, pero enserio que tomó trabajo sociabilizar. Después de tres años de "somos amigos, no somos amigos", llegamos a "seremos amigos" y aquí estamos ahora.

Apenas Travesti se vino para la universidad, terminó con Penny. No intentó hacer nada conmigo al igual que yo no intenté nada con él. Mi corazón sigue latiendo por un tal Luke McQueen y eso no va a cambiar el mucho tiempo.

Como decía, Travis vive solo a unas cuadras de aquí, pero no sé qué le pasa, siempre está aquí. Fue mala idea darle una llave. ¿Por qué mierda le diste una llave, Alexandra?

—Café, ya —le ordenó. Lo menos que podía hacer es prepararme algo para quitar esta borrachera. Asiente sin chistar y se pone a lo suyo. Me quito mis zapatos altos y voy dando saltitos hacia mi habitación.

Hoy es un día importante. Después de cuatro años, vuelvo a Los Ángeles. No es que no haya visto a los chicos antes, visité Portland muchísimas veces y Londres unas cuantas para visitar a Alice y a Luke. Thomas cayó de sorpresa varías veces al igual que Shane. Al que no veo hacen mucho tiempo es a Sean. Se alejó del grupo o algo así me cuenta Log. Como sea, es veintiuno de diciembre y hace un frío impresionante. Afuera está nevando y por eso me apresuré a venir. Creo que estoy loca por salir de fiesta con este frío.

En fin, las fiestas se acercan y al fin, volveré a Los Ángeles a pasarla con mi hermano, mi sobrina y mi papá. No creo que los chicos vayan, ya lo hemos hablado mucho y estamos todos muy ocupados. Para todos es nuestro último año en la universidad y no queremos desperdiciar un segundo de estudio. Va, no mentiré. También me obsesioné un poco, recuerdo mis primeras clases y exámenes. Me pisotearon como puré de papas y di de lleno con la realidad.

Con mucha voluntad, no repetí primer año, cosa buena. Tampoco fue fácil. Tenía a Luke mandándome mensajes a cada rato, pidiendo Skype a las cinco de la mañana, queriendo hablar conmigo mientras estaba en clase... Bueno, que decirles, los horarios.

Por eso mi relación con Luke duró un año. Si, un año. Era muy complicado visitarnos por la gran distancia, teníamos horarios diferentes y un millón de cosas por hacer. Así que decidimos, bueno él decidió no yo, que es mejor que nos tomemos un «tiempo», ese tiempo son ahora tres años.

Una Casa 7 Problemas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora