52. Un ¿Enfermo?

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"Vivir es un asunto personal"

—¡Muérete, Cameron! —exclamo corriendo sin mirar hacia atrás para no perder la coordinación caer, mientras cargo el pequeño bote de Nutella entre mis manos, sosteniéndolo fuerte por miedo a dejarlo caer.

Juro que el único atletismo que hago es correr de esos idiotas—a veces por mi vida— que se hacen llamar mis amigos. Y más si es con comida, si trata de eso, soy como Usain Bolt en pista.

—Mierda, Alex, pareces Flash —se queja Holt respirando agitadamente por detrás de mí.

Me río sin poder evitarlo, cuando me pierde de vista, me apresuro a irme a la izquierda y me escondo en un pequeño armario que descubrí días atrás mientras le realizaba una inspección a la casa. Más bien, buscaba caramelos. Suspiro profundamente sin preocuparme de hacer ruido ya que había probabilidades de una en un millón que el cerebro de marmota del moreno descubriera este escondite.

—¡Vamos, Alex! —lo oigo gritar desde afuera, en el pasillo. También puedo oír sus pasos, van y vienen como si supiera que me encontraba cerca—. En dos días es la boda, ¿no debes abstenerte de dulces para entrar en ese vestido?

¿Me está diciendo gorda? Meto mis dedos en el bote para sacar más chocolate. Más que eso, me ofende que Cameron piense que soy ese tipo de chica tan vacía y superficial.

—¡Además, soy tu favorito!

Claro, eres libre de pensarlo como quieras.

Mi tía Susan es diabética, además odia todo lo dulce. ¿Encontrar Nutella en su casa? Es como encontrar una gota de agua en pleno desierto, un manjar. No pienso compartirlo con semejante idiota. Nunca en la vida.

—¡No me hagas decirle a la tía! —grita de repente más alto de lo normal. ¿Cómo se atreve a decirle tía a mi tía? —. ¡TIAAAAA! —grita de repente y abro mis ojos como platos, si se entera que saque la Nutella de Jack me mata, si se entera que Jack tiene dulces escondidos por toda la casa, nos mata.

Abro la puerta de mi pequeño escondite, provocando que esta haga un estruendo al chocar con la pared y me acerco a Cameron que ya se encuentra tomando aire para volver a gritar otra vez. Se gira a verme asustado ya que, básicamente, salí de la nada.

—¡Alexan..... AYYY! —grita al darse cuenta de la barbaridad que estaba por decir.

—Cállate —lo fulmino con la mirada.

—Dame Nutella —demanda. Eleva una ceja mientras se cruza de brazos juguetón. Ruedo mis ojos y se la tiro al suelo, bien lejos, enojada.

Se apresura a correr y alzarla y se ríe con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Te saldrán granos! —le grito sin saber que decirle.

Me ignora y sale corriendo, desapareciendo así de mi panorama y me deja con un vacío en el corazón inexplicable.

Me levanto del suelo, acomodando mis jeans y sacudiéndolos con mis manos ya que, al parecer, no limpian hace un buen rato ese armario. Maldigo a Cameron en voz baja hasta en idiomas que no existen.

La casa se encuentra tan... Tranquila y aunque así era mi casa cuando vivía en Londres, ahora mismo lo encuentro tan raro e incómodo comparado con el ruido que tenemos en nuestra casa en Los Ángeles. Nos manejamos a los gritos y siempre hay música a alto volumen. Las siestas en tranquilidad no existen, en cambio aquí, parecen de vital importancia. Claro, esto no durara por mucho. Estamos a once de diciembre y un trece de diciembre, Susan se estará casando, esto significa gente de aquí para allá, nervios, gritos y demás cosas aburridas y absurdas que hace la gente al casarse.

Una Casa 7 Problemas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora