17. Una cita poco convencional.

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El viento da de lleno mi cara y disfruto la extraña sensación que no sentía hace un largo tiempo, esa sensación de cierta libertad, pues hacia tanto que no montaba una moto que casi olvido lo que se siente. Y créanme, no quiero olvidarme... Tengo mis brazos aferrados a el torso de Travis, lo cual al principio me hizo sentir un poco incomoda pero me acostumbré al tiempo.

El trayecto se esta volviendo extrañamente largo y si bien me pase más de la mitad de este con los ojos cerrados, los abro cuando veo hacia donde estamos yendo. Me sorprende y bastante. Estábamos por la costa, lo que me permitía tener una privilegiada vista al océano y cada vez nos acercábamos más a las casas de la alta sociedad de Los Ángeles.

No logro captar a donde me está llevando, de seguro esto nos queda de pasada. No obstante, Travis comienza a disminuir la velocidad y me permite apreciar el silencio que hay en la zona. Todas las casas —no sé si llamarlas así o "mansiones"— son de muy buen porte, elegantes y excéntricas. Césped bien podado, apariencia de limpio y sofisticado. El tipo de casa en la que solía vivir en Londres cuando tenía cuatro años, antes de que todo se fuera a la mierda. Damos vuelta por una gran fuente de agua y nos internamos bosque casi escondido, por el final, los altos árboles con sus grandes copas, tapan un poco la entrada del sol, pero se puede apreciar muy bien la vista.

¿A dónde nos dirigimos?

—¡Travis! —lo llamo—. ¿A dónde estamos yendo?

—Sólo disfruta el viaje hermosa, pronto llegaremos —es lo único que dice, bueno gracias por la información, eh. Aunque bueno, no estaba de sobra decirlo, el "hermosa" me derritió Asiento y hago lo que me dice, disfruto el viaje que viene incluido en el paquete de "abraza a Travis y disfruta las vistas"

No pasa mucho tiempo hasta que estaciona su moto frente a un hermoso y extenso lago. Que no había visto antes debido a mi limitada visión de izquierda-derecha. Me quedo con la boca abierta mientras observo la preciosidad que se extiende en frente mío. Esto sí que es digno de portarretrato.

—Es increíble —digo bajándome  de la moto sin esperar a Travis y asomándome a la orilla para ver mejor.

—Sabía que te gustaría —volteo unos instantes y lo veo sonreír mientras me mira—. El lago siempre está muy solitario ya que... Bueno, muchos no saben llegar o no saben su existencia.

Observo con detenimiento el fantástico lugar que me rodeaba, la manera en la que los grandes pinos envolvían el cristalino lago dándole una sensación de soledad que estaba empezando a amar. Generalmente eso era lo malo de lugares como estos, siempre llenos de gente, no se puede apreciar un momento a solas y en silencio.

—Pero eso no es todo —agrega a mis espaldas cuando ya comienzo a aburrirme de la vista, uhm, a mi defensa, las cosas me pasan rápido.

Me giro con las cejas alzadas, listo para cualquier cosa que esté dispuesto a ofrecer. Deja de apoyarse en su moto y dejando los cascos a un lado, se acerca a mí.

—Sígueme —dice mientras toma de mi mano. El tacto entre nuestras manos provoca algo raro en mi, algo inusual que nunca había experimentado antes.

Travis me guía por los arboles y las hojas que adornan el suelo. El constante "crunch" de nuestras zapatillas chocar contra estas era muy ruidoso. Travis se detiene y es cuando creo que algo está mal, no hay absolutamente nada a nuestro alrededor excepto... nada.

—No entiendo...

—Mira hacia arriba—solo dice eso. Una orden bastante tentadora. Elevo mi cabeza y parpadeo un par de veces al notar el haz de luz que entra por entre las hojas y cuando mi vista se acostumbra lo veo. Es una casita de madera en la copa del gigantesco árbol. Es la primera vez que veo una en vivo y en directo. Mis ojos se iluminan de la emoción.

Una Casa 7 Problemas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora