32. Tú lo hiciste.

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"Ni el más discreto de todos nosotros puede ocultar el brillo en sus ojos cuando le hablan de la persona que provoca caos en su mente"


NARRA LUKE MCQUEEN.

Nos besamos.

Alex y yo nos besamos.

Con la espalda apoyada en el borde de la mesa de la cocina de esta casa, pierdo la mirada en el suelo con el momento yendo y viniendo en mi cabeza. Besé a Alex, hacía tiempo que no me sentía así ante los labios de una chica. No desde June, claro. Por supuesto que en un cierto punto, fantaseé con los besos de Alex. ¿Animarme a hacerlo? Bueno, eso ya es otra historia.

Pero como nada nunca es perfecto en mi vida, tuvo que llegar Sean, volando en celos.

Honestamente, no sé qué demonios hacer ahora. Alex huyó, como era predecible y de reojo puedo ver a Sean hablando con Thomas. Nada bueno, todo de mí, no hay duda. Recuerdo a la conversación que tuve con Thomas hace un tiempo. Entre bromas y bromas, hablamos sobre Alex y... Joder. Drake.

Besé a la hermana de uno de mis mejores amigos.

Aun recuerdo sus palabras, marcadas en mi cabeza. Para ese momento, la idea de sentir algo por Alex me parecía lo más ridículo del mundo.

—Chicos, de ahora en más las cosas son diferentes. Alex es mi hermana, vive con nosotros y no pueden darse el lujo de enamorarse o lastimarla... ¿Entienden? —nos miró a todos.

—Creo que estas siendo algo paranoico —dijo Sean elevando la vista de su móvil.

—No, señor. No estoy siendo un maldito celoso sobreprotector. Es solo que... No quiero que se arruine nuestra amistad por Alex.

—No sucederá nada—había dicho yo, que ironía.

Y pasó. ¿Es que me entrenan para ser idiota? Pelee con Sean, el tipo que me ha salvado de más de una, mi amigo, quien me prepara su sopa mágica cuando me pega un resfriado, quien me acompañó a hacerme mi primer tatuaje. Sean, el quien sin saber nada del tema se ha aguantado mis días de «he terminado un libro, estoy mal» que me ha escuchado hablar y hablar de libros y mis críticas sobre malas adaptaciones. Me ha soportado cada segundo y eso ya es otro nivel de amistad.

Y lo eché a perder.


NARRA ALEX FOSTER.

Escondo mi cabeza en la espalda de Travis y cierro mis ojos con fuerzas. No nos ha dado tiempo de ponernos los cascos y vamos una velocidad muy grande. El viento amenaza con tirarme y es por eso que me aferro de él con firmeza.

Las sirenas de los carros de policías se apacigua cada vez más al cabo de un rato y mi corazón se relaja, hemos logrado despistarlos.

Luego de unos minutos, Travis se detiene en el crujir de las hojas. Aprieto mis labios en una sola fina al observar en donde estamos. Elevo mi cabeza para ver la casita del árbol.

—Llegamos, Diva—avisa al quitar la llave. Me bajo de un salto y acomodo mi cabello lo mejor que puedo, ni siquiera quiero saber cómo esta.

Obligo a Travis a subir primero por las escaleras para que evitar momentos incómodos. Trepo con agilidad una vez que él está arriba. Entro cuidando de no golpear mi cabeza contra la madera de la pequeña puerta. Me siento en una esquina. Travis lo hace a mi frente, estirando las piernas. No creo que podríamos habernos sentado más lejos.

—¿Estas enojada conmigo?—pregunta elevando la cabeza. Apenas puedo verlo dado a la tenue luz que refleja la luna, sin embargo, creo que es mejor así.

—¿Debería estarlo?

—No, solo que... Te noto distante. Ya no somos los mismos —su voz suena apagada y apenada. Trago saliva.

—Obviamente no somos los mismos... Es que han sucedido cosas y yo ya...—me callo. Mi mente no deja de producir mi beso con Luke como una película vieja rayada. Tomo una profunda respiración.

—¿Ya no te gusto, ese es el problema?

—¡No!—respondo fugazmente. Me doy cuenta de que elevé demasiado la voz y eso luce sospechoso. Vuelvo a recostar mi espalda contra la madera—. Solo que... Estoy confundida...

Confundida, claro. ¿No sé me ocurría nada mas?

—No veo porque lo estas. Las cosas estaban bastante claras, ibas a ser mi novia.

Y luego me cayó el mundo encima, Travis.

—Ya lo sé. Pero pasaron cosas, ya no es lo mismo.

Corro la mirada para evitar la suya.

—¿¡Qué tipos de cosas, Alex; Acaso no vez que me hace mal estar lejos de ti?!

Simplemente genial.

—No es así de fácil.

—¿Qué no es tan fácil?

Mis ojos vuelven a encontrarse con los suyos. Ya era todo.

—Travis, dejaste embarazada a Britanny.

—¿Qué yo qué? —suelta Travis despegando su espalda de la pared. Todo su cuerpo se pone en alerta y abre sus ojos como platos.

Pongo mis ojos en blanco, lo que faltaba.

—No te hagas el desentendido, O'Connell —entrecierro mis ojos con incredulidad—. Sabes muy bien...

—¿Embarazar a Britanny?—se relaja y lo dice en un tono burlón— ¿En serio te dijo eso?

—¿Es que eres imbécil, Travis?

—¡Es una mentira, Alex!—exclama al borde de las risas—. ¿¡Enserio te creíste eso!? Joder, está loca.

—Vi al bebé con mis propios ojos —muerdo mi labio inferior con fuerzas. Estoy al borde del colapso, de enojarme por completo—. Es tu hija...

Se queda mudo por unos segundos que parecen horas. Por lo menos, lo admite. El juego de "oh, yo no" ya no le sirve tanto conmigo.

—Repite eso, la puta madre —endurece su mandíbula—. ¿Tengo una hija?

No lo sabía, de verdad, él no lo sabía.


***


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Una Casa 7 Problemas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora