29. Te presento a Ashley.

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"A veces tenemos que tocar fondo antes de que sepamos cómo disfrutar, realmente, de la vida"


NARRA LOGAN PALMER.

Estiro mis brazos al oír la alarma. Sí, tengo una alarma los sábados. Es mi día de ir al gimnasio. Pospongo la alarma y me quedo mirando al techo. Anoche sonaba como una buena idea. ¿De verdad quiero hacer esto?

—¡AAAAAAAAAHHHHHHH!—el terrible grito de uno de los imbéciles afuera me termino de despertar cuando mi corazón casi sale disparado hacia la ventana.

Me levanto de un salto sin importar salir de bóxers. Últimamente, estoy intentando no salir tan desnudo, tenemos una chica en la casa y merece respeto. Ponerse ropa es tedioso, sí.

—¿¡ES QUE NO VAN A CALLAR LA PUTA BOCA?!—exclamo al salir de mi habitación.

—¡CALLA, LOGAN! ¡ALEX VOLVIÓ A DESAPARECER! —exclama Sean en la puerta de la habitación de la castaña.

¿Y este que hace ahí? Bufo molesto.

—Ya lo dijo. No tenemos que preocuparnos. Además, ya es grande. Volverá cuando quiera. No te pongas así —intento lucir calmado para defender a mi mejor amiga. Sin embargo, en mi cabeza existen miles de escenarios. Ninguno termina bien con Foster entre medio. Dios santo, Alex ¿Dónde te metiste?

—¡Pero es Alex! —exclama demasiado alarmado para ser Sean—.  Puede estar vendiendo loros ilegales o apostando con la mafia.... O quizá...

—Ya, idiota. Aparecerá. Solo vuelve a dormir.

—No... ¡Rastrearé su móvil! —el tatuado comienza a hacer su camino hacia su habitación.

—Sean ya...—murmuro cuando sé que es capaz de rastrear un teléfono.

—¡Tú eres el mejor amigo de ella! ¿Dónde está? —entrecierra sus ojos cuando se voltea antes de volverse a su cueva donde hay pura comida basura y consolas de DJ.

—Que sea el mejor amigo no significa que sepa cada segundo de su vida, idiota.

—La buscare en el rastreador...—murmura convencido de si mismo.

—Haz lo que quieras. Iré a desayunar.


NARRA ALEX FOSTER.

Bajo la mirada al suelo una vez más. Y luego al gran edificio que se alza a mi frente. Un escalofrío recorre mi cuerpo.

Corre una brisa fresca gracias a la costa.  Para ser Los Ángeles, es raro que este lloviendo. Afortunadamente, el agua ya había parado, dejando suelos mojados y ese particular aroma a lluvia que tanto extrañaba.

Luego de tomar una profunda respiración y armarme de valor, me acerco a paso lento al edificio de Britanny. Alguien que me detenga, joder.

Recuerdo que su piso es el séptimo y toco el timbre. Tambaleo mis pies a medida que espero.  Quizás esta dormida. Son las ocho de la mañana y es sábado. El mejor horario para escabullirme de casa y asegurar que ninguno me siga. Esto tengo que hacerlo yo sola. 

¿Hola?—la voz de la pelirroja se encuentra distorsionada y adormilada. 

—¿Britanny? Soy Alex... Alex Foster... ¿Podemos hablar?

Hay muy pocas veces que me pongo nerviosa y esta es una de ellas. Humedezco mis labios mientras recuerdo mantener la calma.

Alex, son las ocho de la mañana...—comienza a decir en un tono de queja—. Está bien, sube.

Un pitido suena y empujo la puerta. Procuro cerrarla bien antes de entrar a uno de los ascensores.

Una vez en frente de su puerta, dejo escapar un suspiro y la toco dos veces. Espero.

Una Casa 7 Problemas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora