26. Lidia con la verdad.

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"La confianza de los inocentes es la más útil herramienta del mentiroso" —Stephen King.


Creo estar ahogándome con mi propia saliva. En un estado de impacto impacientemente el momento en el que Shane estalle a carcajadas y me diga la verdad. Sin embargo, eso no sucede. Su cara lo dice todo, es cierto. La veracidad de sus palabras es seria.

Travis y Britanny no solo compartieron un romance, pero una hija.

Mi estomago se revuelve y mi cabeza da vueltas. Las ganas de llorar comienzan a pesarme, mis piernas comienzan a temblar. ¿Cómo puede ser...?

Lo veo todo negro.


NARRA SHANE HASTINGS.

Debes estar jodiendome. Le doy un rápido vistazo a Alex quien ahora esta inconsciente en el asiento delantero. Maldigo por lo bajo.

—¡Alex! —exclamo en vano ya que la castaña parece tener el dramatismo corriendo por sus mismas venas.

Drake va a matarme, eso lo sé desde que decidí llevarla tras Sean y Britanny. Sin embargo, tienen a Alex en la oscuridad sobre este tema como si fuese una nena sensible que no puede saber nada porque no podrá soportarlo. Alex es mucho más fuerte de lo que ya parece.

En el primer semáforo que tengo para detenerme, le coloco el cinturón de seguridad. No quiero más tragedias.

En el silencio del trayecto hacia casa, revaluó lo que acabo de hacer. Alex acaba de enterarse por mí que su novio tiene una hija con la abeja reina de la escuela. Tampoco que sea tan terrible, ¿verdad? Quizás sí, debió haberse enterado por Travis no por mi. Pero conociendo a esa basura, no iba a decirle nada.

Sin embargo, no es la verdad sin tapujos. Yo mismo todavía sigo teniendo mis dudas sobre ella pero si hay algo claro aquí es que el romance que Travis y Alex están teniendo se va a esfumar como vapor.

Soy un genio.

Sonrío sin poder contenerme, siempre hago las cosas bien. Dios, ¿cómo es que soy tan perfecto?

Al llegar a casa, meto el auto en el garaje y mientras la puerta automática se cierra, me bajo del auto y saco de este a Alex. Cargo a su cuerpo inmóvil en mi hombro. La escena en si luce bastante mal. Espero que nadie se altere.

—¡Hola!—saludo entrando a el hall de entrada desde la puerta del garaje. Desde pequeño tengo la costumbre de saludar a los gritos cada vez que entro a casa, por supuesto menos a mis quince años cuando volvía tarde a casa y debía escabullirme como gato de mis padres. Es un habito que dudo que algún día se vaya.

Con suerte no hay nadie en casa.

Ingreso a la sala de estar y es cuando mi suerte se termina.

—¿¡Qué le hiciste?!—Luke es el primero en levantarse de golpe al ser quien tiene una perfecta vista de la entrada.

Observo a todos esparcidos por sectores de la sala mientras hay una película puesta que seguramente nadie está viendo al estar todos sumergidos en sus celulares.

—¿Por qué inmediatamente asumes que yo le hice algo? Se desmayó.

Los chicos se acercan luciendo preocupados.

—Seguro no almorzó —murmura Thomas.

O quizás almorzó demasiada verdad.

—¿La nueva moda son los overoles y no me enteré?—cuestiona Logan cruzándose de brazos.

Una Casa 7 Problemas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora