67. Hijo, ¿eres gay?

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"Jamás se va lo que queda abrazado al alma" —David Sant.


—Cameron —llamo la atención del moreno el cual mira con detenimiento la cinta de equipaje, esperando ver su maleta. No parpadea, no se mueve—. ¿Seguro no la dejaste con el vuelo que iba a Tailandia? —suelto cansada de esperar.

Llevamos una hora en tierra Californiana. ¿Problemas? Los de siempre y que Cameron no encuentra su equipaje. Esta a punto de perder todos los pelos de la cabeza.

—Hagan lo que quieran —habla Sean al soltar un bufido—. Yo me largo —se gira y se va, desapareciendo por la puerta, fuera de la zona de desembarque. Aprieto mis dientes.

—¡Sean, espera! —exclama Thomas y se va tras él, cansado de que esto siga pasando.

Desde que Luke y yo somos oficialmente pareja, Sean ha estado así. ¿Así como? Así de molesto, de borde, de idiota. Sé que es por mi, no cabe duda alguna. Me siento culpable como mil demonios. Los chicos —Luke incluido— me dicen que no le de importancia, que ya se le iba a pasar, que Sean no se enamora, que es un flechazo rápido que pronto se desvanecerá. Solo lo decían para que no me sienta tan miserable.

—¡GRACIAS A DIOS! —el potente grito de Cameron me hace caer en Tierra, despegándome de mis pensamientos. El moreno alza su maleta negra y nos podemos ir.

Salimos del aeropuerto y siento como cada rayo de sol da directo en mi. Ay, Los Ángeles. No importa si es invierno o primavera, siempre igual de brillante.

—Que bien —habla Shane sonriendo de oreja a oreja—. La lluvia me estaba poniendo nervioso.

Ruedo mis ojos, no es como si lloviera todos los días. Es un mito muy trillado.

Nos subimos a la camioneta negra que Michael mandó para recogernos. Iríamos a casa y luego a almorzar con él —solo Drake y yo—. Hace dos días fue nuestro cumpleaños y no ha podido celebrar con nosotros. Increíblemente, no se le olvidó llamar. Cuando marcaron las doce aquí, —mucho después de que lo haga allá— llamó. Hablamos por un buen rato, mas que nada conmigo. Expresó sus profundos deseos de querer arreglar nuestra relación a pesar de todo. Le dije, como una vez le dije a Travis O'connell, "Solo el tiempo lo dirá".

Sean y Thomas ya nos esperaban en la camioneta. Se callan inmediatamente cuando Logan y yo entramos. Thom le da una mirada de advertencia de Sean, la cual el pasa olímpicamente. Me siento en la fila de atrás. Luke, manipuló a Logan para que se sentase adelante. Me rió cuando toma asiento al lado mio, parece un niño pequeño que acaba de realizar una travesura.

Una vez que las maletas están guardadas y estamos todos listos, partimos viaje. Es largo, treinta minutos quizá. Apoyo mi cabeza en el hombro de Luke. Él deja su celular a un costado y con una de sus manos, acaricia mi mejilla con delicadeza.

El silencio reina la camioneta, mágicamente. Todos están sumidos en sus cosas, música, juegos, conversaciones en voz baja. Cierro mis ojos y descanso un rato en esa posición. Lo hacia, hasta que me estremezco cuando unos tibios labios hacen contacto con la piel de mi cuello, erizando mi cuerpo por completo. Abro mis ojos y veo a mi novio haciéndose el idiota.

—No vuelvas a hacer eso —le digo en un susurro y frunzo mi ceño—. Están todos aquí.

—¿Eso significa que cuando estemos solos si? —inquiere. Me río—. Eh, lo pregunte con toda la seriedad.

Niego con diversión—. Luke, ¿acaso no eres consiente de que estamos en una camioneta llena de nuestros amigos, incluido mi hermano y que nos pueden ver o ...? —mi argumento se ve interrumpido cuando sus labios caen encima de los míos, uniéndolos en un beso.

Una Casa 7 Problemas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora