1. Sueños, recuerdos y mi vida.

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Luego de limpiar todo el lugar, los clientes empiezan a llegar para su desayuno.  Un chico más —al cual desconozco el nombre, pero lo averiguare porque está muy bueno— y yo nos toca de meseros.

***

Ya oscurecía y el lugar esta cerrando sus puertas. Estoy agotada, hoy al parecer todo Londres se le ocurrió venir a comer aquí. Fue una catástrofe, nunca antes habíamos tenido tanta gente, pero claro, mi tía estaba más que feliz.

Con suerte lo superamos, ahora estamos volviendo al departamento.

Giro mi cabeza, de la tenue luz que venía de los postes en la calle y observo a mi tía caminar mientras que ella no me ve. Nadie podía negarlo, ella tiene lo suyo. Es linda naturalmente como todas las hermanas Flicks, mis tías. Y lo que fue de mi madre. Yo por otro lado, no me parezco mucho a ellas. Quizá tenga un parecido con mi tía Susan, pero mi tía Larissa y yo somos dos cosas opuestas. No heredé la delicada piel de las Flicks, ni sus pequeños ojos marrones y sus cuerpos finos. Mis ojos son grandes, claros. Mi cabello es negro azabache al igual que mi madre.  Pero no creo tener mucho parecido con ella. Me debo parecer al idiota padre, sí o sí. Aunque a decir verdad no lo recuerdo mucho.

Mientras piensa que no la veo, Susan limpia una pequeña lagrima que amenaza con caer por su mejilla derecha. Corro la vista inmediatamente, no me gusta verla así. A ella le afectó mucho la muerte de mi madre, eran más que unidas, casi inseparables. A mamá le diagnosticaron cáncer hace un poco más de un año. Todos pensamos que sobreviviría, ¿Quién no pensó eso?  Pero no, todos nos equivocamos esta vez. Mi mamá no solo estaba enferma de los pulmones. Estaba mal de la cabeza. Casi al borde de la locura.

No me gusta admitirlo, pero quizá fue para bien su muerte.

Intento dejar de pensar en eso. Me considero una chica fuerte o eso creo yo. Pase por cosas horribles antes que esto. Puedo abordar la situación aunque parezca ser un poco más seria que las anteriores.  Vuelvo a mirar a la hermana de mi difunta madre, la cual intenta forzar una sonrisa al aire. Casi como yo. Odio que me vean llorar, lo odio. Me gusta mantenerme fuerte para que las otras personas no me vean débil y para trasmitirles algo de "No todo está completamente mal" a las personas que me rodean.

Pero mi vida nunca fue fácil, eso debo admitirlo.

Mi madre no servía de mucho, vivía llorando por los rincones de la gran casa, deprimida, ahogando sus penas con alcohol y cigarrillos. Se culpa de la ida de mi padre, la cual nunca tuve muy clara. Tampoco que quisiera averiguar, las cosas ya estaban tal como eran, irrevertibles.

Michael, "papá" nos dejo cuando yo —y por ende mi mellizo, Drake— tenía cinco años. El primer año, mamá me hizo creer que todo saldría bien. Tanto que cuando ella cayó un año después, yo seguía luchando por ese "todo saldría bien" intentaba llamar a papá por todos los medios que conseguía, viejos números de teléfono que encontraba en las guías, números de internet, entre cientos de posibilidades. Pero nunca me respondieron o si lo hicieron era equivocado. A los ocho años deje de llorar en su estúpida fotografía y pase a la fase del enojo. Estaba enojada, mi madre cada vez estaba peor y comenzaba a ser insufrible, siempre lo culpe a él. Aunque quizá, no todo haya sido su culpa.

De todas formas, siempre estuvo Larissa, la hermana del medio y Susan también. Ellas fueron las que me apoyaron. Cuando era pequeña y traía deberes de la escuela, cuando invitaba amigas, cuando había reuniones de padres. Eran como mis madres, ya que en cierto modo ellas también se sentían mal por mí, aunque no lo dijeran.

No sé si lo hacían por pena o porque de verdad me querían, supongo que por ambas.

Esto me llevo a distanciarme de mi madre. A ella no le interesaba lo que yo hacía ya que no estaba consciente la mayor parte del tiempo, pero siempre que lo estaba hacia un intento por ser buena madre y yo lo valoraba, de veras que lo hacía.   Veía a mi mejor amiga Alice, que quería mucho a su madre y esta siempre estaba cuando Als lo necesitaba, a veces la envidiaba, al fin y al cabo, ella tiene una vida normal, la vida que cualquier adolescente de diecisiete años se merecía.

Una Casa 7 Problemas (COMPLETA)Where stories live. Discover now