「Extra VIII」 - Una amenazante rival amorosa (4)

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¿Por qué salía esto en las noticias? Shu Shu, al ver el titular de las noticias, se sintió muy deprimido. Edgar era suyo; ¡era realmente exasperante que hubiera alguien codiciándolo!

Espera, cuando Elena le confesó a Edgar, fue en el Palacio de la Bestia. La confidencialidad del Palacio de la Bestia siempre había sido muy buena. ¿Cómo era posible que este incidente apareciera ahora en los titulares? 

Shu Shu fue inmediatamente a las noticias.

Después de hacer clic a través de las noticias, Shu Shu finalmente supo por qué el titular fue escrito de esa manera...  Esta Elena, fue realmente audaz al mostrar su amor, ¡ah! Anoche, después de salir del Palacio de la Bestia, aceptó algunas entrevistas de periodistas del Imperio Bestia, entre ellas una entrevista en directo de la Estación Central Imperial de Transmisiones. Entonces... le confesó a Edgar delante de todo el imperio que se había enamorado del emperador del Imperio Bestia y que quería darle un hijo.  

Edgar le había cortado una pierna, no, uno de sus tentáculos; ¿cómo podía decir que quería darle un hijo delante de tanta gente? Shu Shu miró a Edgar sentado no muy lejos, sintiéndose muy deprimido.

―¿Qué pasó? ―preguntó Edgar.

―¡¿No es tu flor de melocotón?! ―afirmó Shu Shu indignado. Luego volvió a abrir su cuenta social, con la intención de echar un vistazo a los comentarios.

[Emperatriz, ¿qué opina de este asunto de que alguien codicie a Su Majestad Imperial el Emperador?]

[Emperatriz, puede estar seguro de que Su Majestad Imperial no se interesará por esa princesa de apariencia extraña.]

[Emperatriz, puede estar seguro de que incluso si Su Majestad Imperial se interesa por esa princesa de apariencia extraña, no puede tener un hijo con ella.]

[Emperatriz, si Su Majestad Imperial lo engaña, cásese conmigo, ¡ok!]

[Emperatriz, si Su Majestad Imperial lo engaña, me casaré contigo, ¡ok!]

......

¿Qué demonios era todo esto, ah...? Repasando los comentarios, Shu Shu se quedó un poco sin palabras, pero no se ofendió. 

Era muy obvio que todos pensaban que Edgar no se interesaría por aquella princesa, y todos se lo tomaron a broma. Siendo así, ¿por qué iba a ofenderse?

Además, teniendo en cuenta lo que parecía anoche, Elena sería así porque había un problema con las costumbres sociales del Imperio Kamira. Mientras Edgar no estuviera dispuesto, ella tampoco podría hacer nada, ¿verdad?

Cuanto más pensaba Shu Shu en ello, más sentía que se había estado preocupando demasiado. Así que ya no estaba enfadado; al contrario, estaba algo embelesado mirando el retrato de Elena.

―¿Qué estás mirando? ―Edgar ya se había enterado de la situación por Internet, pero no entendía por qué Shu Shu se quedaba mirando aturdido la foto de Elena. 

―Esta princesa, si no nos fijamos en su cabello y los tentáculos de abajo, en realidad se ve bastante bien. Me gusta como luce. ―Dijo Shu Shu. Cuanto más hablaba, más le parecía que Elena era realmente bonita. 

Edgar: ―... ―Parecía que todavía no había trabajado lo suficiente la noche anterior. Sólo había un total de tres condones en esa pequeña caja que agarró Shu Shu, que eran muy pocos. Debería buscar una caja de diez y usarlos todos. 

Aunque Edgar tenía muchas ganas de hacerlo, al final sólo se entretuvo con la idea. Ayer había concertado citas con varias personas, y ahora tenía que ir a reunirse con ellas...  

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