Magnolia - Amor natural

C084 - Reencuentro tras una larga separación

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El punto brillante que caía del cielo no era extraño para Ian; era el escenario del aterrizaje de una nave espacial.

Había una nave espacial aterrizando... ¿Iba a venir alguien?

La vida de Ian y los demás en el Planeta de la Bestia Caída no podía considerarse mala, pero definitivamente no era buena. Al menos para Ian, que estaba acostumbrado a la cómoda y rápida vida de la Capital Estelar, vivir aquí le resultaba incómodo en todos los sentidos.

Sin embargo, aquí todo el mundo vivía así. De hecho, como era un sub-bestia, había recibido muchos cuidados, así que, naturalmente, nunca dijo nada.

Sin embargo, que no dijera nada no significaba que no quisiera volver.

Habían pasado tantos días que se preguntaba cómo serían las cosas en la Capital Estelar... No dejaba de pensar en Chris estos días. Ahora que veía aterrizar una nave espacial, no podía esperar a correr de inmediato a echar un vistazo.

Sin embargo, aunque la nave espacial estaba aterrizando, pero no aterrizó en su lado. El lugar de aterrizaje parecía estar muy lejos de ellos, y probablemente le costaría mucho esfuerzo ir hasta allí aunque se tratara de un hombre bestia, por no mencionar que él sólo era un sub-bestia.

―¡Viene una nave espacial! ―Ian, excitado, trató de vislumbrar la zona donde aterrizó la nave espacial e inmediatamente dirigió su mirada hacia el leopardo Bauer. ―Bauer, ¿tienes algún dispositivo que pueda transmitir mensajes a esa nave espacial? ―Cuando estas bestias caídas fueron enviadas al Planeta de la Bestia Caída, todas trajeron algunas cosas, y entre ellas no faltaban dispositivos de comunicación. Se preguntó si Bauer había traído uno con él.

Debido a que el Planeta de la Bestia Caída era un planeta primitivo, los mensajes enviados desde esos dispositivos de comunicación simplemente no podían llegar al exterior del Planeta de la Bestia Caída, pero después de que la nave espacial había aterrizado, podía recibir esos mensajes.

―Sí. He estado guardando mi dispositivo de comunicación. Pero, ¿puedes enviar algunos mensajes casualmente? Si esa nave espacial pertenece al pirata estelar, ¿qué debemos hacer? ―Preguntó preocupado el leopardo Bauer.

―¿Vendrán aquí los piratas estelares? ―Preguntó Ian en respuesta.

―En realidad, no... ―Contestó el leopardo Bauer. No había ningún planeta habitable ni planeta mineral en las inmediaciones del Planeta de la Bestia Caída. Este lugar era tan pobre que ni siquiera levantaría sospechas. Por no decir que la única nave espacial que pasaba por allí cada año iba escoltada por militares, las bestias caídas y la comida cargada en su interior tampoco merecían ser robadas en absoluto, así que los piratas estelares nunca vendrían aquí.

Pero si los piratas estelares no venían, otra gente normalmente tampoco vendría, ah... Todavía faltaba más de medio año para que la nave espacial que enviaba comida volviera. ¿Qué demonios hacía esta nave espacial aquí?

¿Sería que venían a recoger a la emperatriz y al Príncipe Heredero?

El leopardo Bauer lo dudaba. Unos puntos brillantes aparecieron de nuevo en el cielo, más naves espaciales estaban aterrizando.

Estas naves eran mucho más grandes que la primera, hasta el punto de que se podía ver su tenue silueta. Las naves estaban dispuestas en una fila ordenada y empezaron a aterrizar lentamente.

Ian no podía ver claramente el aspecto concreto de aquellas naves espaciales porque estaban un poco demasiado lejos, pero con tantas naves espaciales juntas, ¡no podían ser piratas estelares!