42. Paternidad II - Nevi

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Nevi - Philadelphia

Fábrica, Nov 11:10am


Byron tarda menos de lo que hubiese esperado en regresar. Llega cargado de bolsas de supermercado y puedo ver en su rostro que no ha sido una buena mañana para él. Tiene bajo el brazo la prensa de hoy y basta con echar un vistazo rápido para saber que, tal y como dijo Nikolas, estamos en los encabezados.

Aunque no consigo leer todo, sé que no hay buenas noticias. Siento que algo se comprime dentro de mi estómago cuando pienso en Caleb y en lo que Byron tendrá que decir al respecto. Pero prefiero no pensar en ello por ahora. Me adelanto a este último, despejándole un área para que deje las bolsas, y le ayudo con su contenido.

—Es curioso —susurra Byron, casi para sí mismo—. Hasta hace sólo unas semanas vivía a base de café y hamburguesas, y la única boca que alimentaba era la de Keeper.

Me percato de que el perro ha salido de la nada y está junto a su amo, olisqueando las bolsas. Byron abre una de ellas, y se la deja abierta sobre el suelo para dejarle comer algo de pienso.

—¿Tienes hijos? —le pregunto distraídamente, en lo que él empieza a sacar víveres.

Byron niega con la cabeza.

—Tampoco te has casado —digo, echando una mirada a su mano izquierda en busca de algún anillo.— O al menos... no sigues estándolo.

—No tengo tiempo para eso —dice Byron, y luego de un breve silencio, añade— Cassie fue... algo inesperado.

—¿Es alguna pariente tuya?

—Es una historia un poco larga.

Parece incómodo con el tema, de modo que resuelvo no seguir preguntando.

—Bueno, tienes suerte. Yo tampoco había pensado nunca en convertirme en un padre de familia. Y mírame, ahora tengo dos hijos y un cachorro bastante problemático.

—Tú pareces bastante joven —comenta Byron, echándome un rápido vistazo:— ¿Qué edad tienes?

Con su pregunta, me quedo unos instantes en silencio y me muevo incómodo al responder:

—Veinti... ¿tantos?

Byron frunce el ceño, pero no me mira, sólo parece desconcertado.

—La verdad... es que no lo sé.

En este punto, sí se gira para verme, sin comprender, y lamento no haber mentido. Intento excusarme usando la misma respuesta que me acaba de dar él:

—También es una historia larga.

Agradezco que por ahora no haga más preguntas. En cambio, desvía el tema:

—He traído algunos sándwiches, zumo... No creo que sea bueno que los chicos sigan comiendo dulces todo el tiempo.

Medito un momento su comentario. Yo tampoco lo creo, pero hasta ahora tampoco me había parado a pensar en darles otra cosa que no fuera comida rápida y bolsas de patatas fritas.

—¿Qué se supone que come un niño?

—No lo sé. Cereales, fruta... verduras...

—¿El zumo cuenta como fruta? —pregunto, leyendo la caja.

—Sí. No... Bueno... ¿quizás?

—Tiene azúcar. Los niños necesitan azúcar... ¿Verdad?

—Sí, pero no en exceso. Pero supongo que zumo es mejor que donuts.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETAWhere stories live. Discover now