36. Rencor y curiosidad - Byron

336 87 8
                                    


Byron – Philadelphia

Carretera – 23:15


Conforme me acerco a Chris seguido de Keeper, mi amigo se incorpora y descruza los brazos.

— Una niña, ¿y también un perro?

— Chris, Keeper. Keeper, Chris. — Hago las presentaciones rápido y rodeo el capó de la pick-up.

Abro la puerta trasera e indico con un gesto a Keeper que suba.

— Espero que no me muerda la tapicería – advierte Chris.

— Sabe comportarse – respondo, y cierro la puerta.

Luego, abro la del copiloto y me siento junto a Chris.

— ¿Vas a contármelo? – pregunta él.

Le miro, y no necesito que me haga una señal con la cabeza hacia atrás para saber que habla de Cassie. La veo por el espejo retrovisor sentarse sobre el capó de mi coche y frotarse las manos para hacer desaparecer el frío. Sé que está esperando a que nos vayamos para meterse en el coche o en el garaje.

— Conduce — digo únicamente.

Chris suspira, gira la llave y el motor ruge con fuerza. La camioneta avanza por la calle, y no dejo de mirar por mi espejo retrovisor como la figura de Cassie se queda en la distancia, y hasta que no la pierdo de vista no aparto la mirada de ella.

— ¿Cómo se llama? – pregunta Chris, sacándome de mis pensamientos y obligándome a posar la vista en él.

— Cassie.

Chris ladea la cabeza, sin apartar la vista de la carretera, iluminada por los poderosos faros de la camioneta.

— ¿Y por qué viajas con una niña?

— ¿Y por qué no? — replico.

— Porque es una niña – responde Chris, y el tono con el que me lo dice deja claro que es un argumento más que convincente.

Y sé que tiene razón. Esta vida, nuestra vida, la vida de un cazador, no es la adecuada para una niña. Es nómada, peligrosa, solitaria, requiere sacrificios... No es algo que Cassie merezca, por mucho que su don pueda o no ayudarme, por mucho que esté empeñada en quedarse conmigo.

— No sé... Yo solo... — trato de explicarme, pero lo cierto es que no puedo.

Chris me lanza una rápida mirada y me veo obligado a darle una contestación.

— La encontré en un orfanato y se escapó para venir conmigo. Intenté deshacerme de ella, pero...

¿No pude? ¿No quise? ¿Cuál sería la respuesta correcta?

— ¿Pero? – Chris me anima a continuar.

Sacudo la cabeza haciendo un amago con las manos.

— No lo sé, tío. No me siento bien dejándola por su cuenta.

Al fin y al cabo, tampoco es una mentira.

— ¿Sabe a lo que te dedicas? – pregunta Chris, sin dejar de conducir.

— Sabe... algo – respondo.

Chris suspira, algo molesto. La arruga sobre sus cejas deja en claro que ni la situación ni la explicación le acaban de convencer.

— ¿Qué pasa? – pregunto.

— No lo sé, Byron, dímelo tú – pide. – Nos dejaste tirados a mi padre y a mí porque estabas empeñado en encontrar a Salazar y decías que te retrasábamos, que te reteníamos, y ahora viajas con una niña.

Frunzo el ceño y Chris se encoge de hombros.

— Las cosas como son, tienes que concederme eso.

Gruño por lo bajo y arrugo la nariz. Por mucho que me moleste, sé que tiene razón.

— ¿Ella sabe sobre Salazar? – pregunta de pronto al cabo de un par de minutos en silencio.

— No – respondo rápidamente.

Se me han pasado muchas cosas por la cabeza en compañía de Cassie, asuntos de cazadores, preguntas, sobre lo que debería o no contarle, acerca de sobre qué debería mentirle, qué cosas debería ocultarle, y Salazar entra en cada una de esas listas. Permanecemos un rato más callados hasta que Chris vuelve a hablar.

— ¿Qué tiene de especial?

Trato de que mi cara no revele ninguna emoción. Sé que Chris oculta algo, algo lo suficientemente importante y peligroso como para que Cassie sienta que hay peligro cuando él está cerca. Por eso mismo no puedo contárselo.

— Nada – respondo.

— Algo tendrá de especial si viajas con ella – insiste Chris.

Me quedo pensativo. Hasta ahora, siempre había pensado que dejaba que Cassie estuviera a mi lado por el don que poseía. Pero ahora, cuando tengo que ocultar esa razón y buscar otra, me doy cuenta de que no tengo que inventármela. De que hay otra razón.

— Me cae bien.

Chris deja escapar el aire por la nariz en una risa silenciosa y niega con la cabeza. La camioneta sigue avanzando hacia Crick Fest Church, hacia la secta y hacia nuestra única pista para encontrar a John Scott.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETAWhere stories live. Discover now