HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETA

43. Cassie y Chris I - Cassie

Cassie – Philadelphia

Garaje de Bob – Nov, 1.06am

No dejo de mirar el reloj digital del salpicadero del coche de Byron. Finalmente, el frío ha podido conmigo y me he metido en el coche. No quería seguir hablando con Bob; no quería seguir tragando el humo de su cigarro ni seguir escuchándole decir que Byron acabará abandonándome. Él sigue bajo el porche, fumando como un carretero. No parece que tenga frío, y eso que sigue en mangas de camiseta. La luz del farol sobre su puerta es lo único que alumbra la desierta calle frente a su local. Los dígitos de los minutos avanzan despacio, pasando del 59 al 00 y dando la bienvenida a la madrugada del día siguiente. No puedo evitar pensar que las cosas han ido mal, que lo que sea que iban a cazar les ha hecho daño, o algo peor... Y tampoco puedo evitar pensar en Chris, en esa sensación de peligro y miedo que me provoca, y que está con Byron, y ha podido hacerle algo...

Unos potentes faros iluminan la calle de repente, cegándome y sacándome de mis pensamientos. Las luces se apagan, y entonces distingo la pick-up de Chris. Salgo del coche a todo correr, y me quedo de pie en el sitio, con el corazón en vilo. Se abren las dos puertas de la cabina; de la del conductor sale Chris, de la del copiloto, Byron. Ha vuelto, ha cumplido su promesa. Ha vuelto a por mí.

Parece que está bien, que no está herido. Abre la puerta trasera y deja salir a Keeper, que se pone a corretear por la calle, moviendo la cola. Entonces, Byron me mira y se acerca. Cuando está frente a mí, tengo ganas de darle un abrazo, pero no lo hago. Nunca he abrazado a nadie.

— Has vuelto — digo únicamente.

— Te dije que lo haría, ¿no?

No reacciono. Una pequeña parte de mí temía que no lo hiciera, pero no quiero decírselo. Trato de no sonreír ante la alegría que me provoca su presencia. 

— ¿Estás bien? — pregunto en lugar de eso.

— Sí, estoy bien – responde él.

— ¿Dónde está tu bolsa?

Byron hace una mueca con la boca. Sin duda no se esperaba que me fijara en ese detalle.

— Tuvo que quedarse allí.

Estoy a punto de preguntar por qué, cuando Keeper se me acerca y me olfatea, sin dejar de mover la cola. Es como si se asegurara de que yo también estoy bien. Le acaricio el lomo, contenta de ver que él tampoco ha sufrido daño.

— La cacería... — empiezo — ¿ha ido bien?

El semblante de Byron se ensombrece por algún motivo.

— Podía haber ido mejor – dice únicamente.

Se escucha la puerta del coche cerrarse, y Chris avanza hacia nosotros, cargando con su bolsa. Cuando se detiene a nuestro lado, no puedo evitar fulminarle con la mirada mientras trato de notar otra vez la sensación de peligro. Entre nosotros hay un tenso e incómodo silencio que Byron se ve obligado a romper.

— Creo que no os he presentado formalmente. Cassie, — dice, volviéndose hacia mí y señalando a Chris con un ademán — él es mi amigo, Chris. Chris, esta es Cassie.

Ninguno de los dos nos movemos, solo nos miramos bajo dos ceños fruncidos como si quisiéramos ver las intenciones ocultas del otro. Al cabo de unos segundos, Chris levanta el brazo y me ofrece la mano. La miro y luego a él otra vez, poco convencida.

— Cassie...  — murmura Byron, en tono de advertencia.

Le miro. La sensación de peligro está apagada, no siento nada. Y Byron ha vuelto sano y salvo. Es su amigo, así que le daré una oportunidad. Por Byron. 

Sin decir nada, le estrecho la mano.