13. Osadía - Nevi

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Nevi - Philadelphia
Parque, Nov. 00:35am

Un ruido más cercano entre los arbustos nos alerta, haciendo que nos alejemos hacia atrás, al tiempo que una garra se asoma entre las hojas. Le sigue un enorme rostro canino que se abre paso entre las hojas y que que suelta un espantoso rugido. Entonces obligo al chico a ponerse de pie, jalando de su brazo para alejarnos de allí. 

El muchacho da varios traspiés en el camino:

—¡De prisa, idiota ¿te quieres morir?! —le grito en lo que lo apuro a ir más rápido.

La bestia parte tras nosotros sin darnos un solo segundo de ventaja y comienza a darnos alcance rápidamente. Si sigo corriendo, podría dejar al muchacho atrás, a merced de la bestia; pero si cambio de dirección y nos separamos con la esperanza de que me siga, cabe la posibilidad de que la bestia no vaya tras de mí y continúe persiguiendo al muchacho. No tengo otra opción que enfrentarlo.

—¡Huye de aquí! —le grito al chico al momento de frenarme en medio de la carrera. 

La criatura  trastabilla insegura al verme frenar y levanta al acto una garra para dar un zarpazo. Lo evito por poco, escabulléndome por uno de sus costados, para luego esquivar un segundo ataque, y salto hacia atrás evadiendo el tercero, el cual delinea un trayecto semi-circular justo allí en donde hace medio segundo estaban mis piernas. Saliendo detrás de su espalda me armo entonces de un quinta navaja y la clavo en el duro pellejo de la bestia para usarla como punto de agarre y darme el impulso suficiente para trepar sobre su espinazo. Este no tarda en empezar sacudirse como un toro furioso y yo me balanceo de un lado a otro sobre su espalda, firmemente sujeto a los hirsutos pelos de su espalda, como el jinete del cual. Amenaza con tirarme, así que me apresuro, y en el instante en que consigo rodearle el pescuezo con ambos brazos, uniendo las manos frente a su garganta, me armo de la cadena que me cambió Nikolas y y tiro de ella, consiguiendo rodear con ella el cuello de la bestia. El lobo se inclina de bruces hacia adelante intentando tirarme y me aprovecho del ángulo menos empinado que forma ahora su espalda, para ir a pararme entre sus omoplatos, tirando con fuerza de la cadena, que se incrusta alrededor de su cuello. Entonces, salto desde su espalda al árbol que tengo más próximo, pasando por encima de una de sus ramas, cayendo del otro lado de esta, provocando así que, con mi peso, los eslabones de la cadena de tensen y enganchen a la madera del árbol, jalando del cuello del lobo para finalmente contenerlo quieto.

Estoy bastante seguro de que la sierra dentada de la cadena cortara primero la gruesa rama del árbol que la carne de la bestia; eso si el lobo no consigue quitarse la cadena usando sus garras, que se mueven alrededor de su cuello con desesperación en el afán de liberarse y de respirar, así que me apresuro actuar. Desabrocho las hebillas del armazón del arma, y la dejo atrás, afianzada al árbol y conteniendo al lobo, para correr lejos en busca de mi escopeta. Pero, en eso, me detengo sobre mis pasos alertado por una súbita y alarmante visión.

Entre los arbustos distingo de nuevo esos extraños ojos violeta mirándome. El muchacho me observa con terror y sostiene en la mano un objeto familiar. El arma.

Siento cómo el cólera me sube al rostro. Estoy a punto de empezar a gritar cuando el muchacho apunta el cañón del arma torpemente. Me quedo frío cuando el cañón se dirige directamente a mí, pero en ese momento, el muchacho levanta el cañón por encima de mi cabeza y sé que su objetivo es la criatura que se revuelve a mis espaldas por liberarse.

—¡Oye...! —grito, pero demasiado tarde. El chico tira del gatillo y la pistola se dispara, produciendo un fuerte estampido. El poderoso retroceso del disparo sumado a su pésima postura tumba al chico de espaldas entre los arbustos, y yo viro sobre mí mismo. El licántropo da un alarido aterrador y sacude la cabeza violentamente. Uno de sus zarpazos consigue quebrar la rama del árbol al que le he fijado, y cuando la cadena se destensa, le da la posibilidad de librarse de la cadena, quitándosela del pescuezo, y arrojándola a un lado. Me preparo para enfrentarlo otra vez, pero ocurre algo para lo que francamente, no estaba preparado.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora