HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETA

29. La Negociadora II - Chris

Chris - Philadelphia (Pennsylvania)

Mansión - Nov, 21:00

Estoy parado delante de la enorme mansión. Las estrellas apenas pueden iluminar la oscura noche. Miro a mi alrededor. Entiendo por qué ha escogido establecerse en un lugar tan apartado. Después de todo, sigue siendo un vampiro, y quiere seguir viva y tranquila por mucho tiempo, apartada de humanos que puedan incordiarla... y de los que pudiera alimentarse. Alargo la mano, dudando sobre si llamar o no.

"Vaya, vaya... ¿te ha entrado el miedo? ¿Sabes que en cierta manera resulta enternecedor que quieras recurrir a una vampiresa para librarte de un demonio? Pero no podrá hacer nada por ti. Y pronto este cuerpo tuyo será mío. Y cuando sea mío... Mmm es tan excitante pensarlo".

Intento ignorarlo. Pero en lo profundo de mi ser sé que tiene razón. Cada vez es más fuerte. Y yo más débil. Alargo el brazo para llamar, pero entonces la puerta se abre. Veo ante mí a una mujer que me contempla:

— ¿Te decides a entrar o no?

Es hermosa, de eso no me cabe duda. Su piel pálida refleja la luz de la luna. El pelo largo y negro le cae en preciosas ondas a ambos lados de su cara y sus ojos, oscuros como la noche que nos rodea, me contemplan. No contesto, pero entro dentro de la mansión.

— Hace tiempo que no viene ningún cazador por aquí — comenta.

— Tal vez sea porque no queremos tratar con vampiros — le respondo fríamente. Está claro que mis tatuajes gritan a los cuatro vientos que soy cazador.

Sé que soy yo quien ha acudido en su ayuda, pero no puedo evitar desconfiar.

— Eso es injusto por tu parte — me responde con una sonrisa mientras se sienta en una silla que parece más cara que todo lo que tengo en el coche, coche incluido. — No todos los vampiros somos iguales. Es lo que vosotros llamáis hoy en día racismo. — Arrugo la frente. No sabía eso. Ella hace un gesto con la mano. — Pero dejemos de lado la cháchara. Estás aquí por negocios, y supongo que tiene que ver con el demonio que tienes dentro.

Me quedo algo parado. No puedo entender cómo lo sabe. Ni siquiera Byron, un cazador experimentado, se dio cuenta.

— ¿No creerás que seguiría tanto tiempo viva, sin nada de protección, no? Esta casa tiene varias barreras, detectores, protecciones, que un cazador como tú nunca podría llegarse a permitir.

Decido no preguntarle más y centrarme en lo que he venido a hacer.

— En efecto — asiento. — Tiene que ver con el demonio. Quiero deshacerme de él.

— ¿Que puedes decirme sobre él que pueda ayudarme a hacerme una idea?

Tomo aire.

— La verdad, no mucho. Solo que siempre está ahí; esperando, intentando tomar el control sobre mí. Me lo encontré en un pequeño pueblo. Casi de casualidad. Le gusta devorar las almas de los niños.

La vampiresa se levanta de la silla con una agilidad y delicadezas sobre humanas. Incluso anormales para una vampiresa. Y va a unas estanterías que tiene detrás.

— Necesito algo más — exige. — Sabes de sobra que hay miles de demonios a los que le gustan los niños.

— Pero este es fuerte.

"Qué amable por tu parte, Chris. Me encanta llamarte Chris. Es más cariñoso".

— Y después está esto — digo quitándome la camiseta.