37. Consecuencias II - Byron

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Byron – Philadelphia

Fábrica, Nov 02:50am

No puedo por menos sorprenderme de la postura de Nevi. Entiendo que aprecie a Caleb, incluso entiendo que defienda su comportamiento en el laboratorio. Es lógico que se transformara tras recibir un disparo; el miedo y el dolor son grandes detonantes de la adrenalina. Ninguno de nosotros contaba con que eso podría pasar. Lo que no entiendo es que en ningún momento se le pase por la mente la opción de... prescindir de Caleb. No es que yo quiera hacerlo, pero la opción sí que merodea por mi cabeza, y sé que a Chris también.

Nevi sacude la suya.

— Sea cómo sea, se jugó la vida para protegernos. Si no se hubiera transformado, esa bala podría haberlo matado.

Suspiro. Sé que tiene razón, y tampoco me hubiera gustado nada ese resultado. Se mire por dónde se mire, no hay nada bueno que sacar de este arriesgado plan de robo.

Como si hubiera respondido a mis pensamientos, Nikolas aparece de nuevo en la estancia con una sonrisa radiante.

— El cachorro está despierto – anuncia.

Nevi y yo intercambiamos una mirada, y sin decir nada emprendemos el camino hacia el sótano, donde dejamos a Caleb nada más llegar a la fábrica. Nikolas nos habló de esa habitación y de la existencia de unos grilletes encadenados al suelo. Al preguntar el por qué de esa estancia, no dudó ni un segundo en bromear con ocultos y oscuros deseos que incluían a Nevi, así que dejé de insistir.

Cuando abrimos la puerta, el Caleb que nos encontramos es totalmente diferente al último que vimos. Está manso, débil, asustado y lloroso, hecho un ovillo en una esquina. Levanta la cabeza al escucharnos entrar y distingo dos grusas lágrimas escapando de sus ojos irritados que le surcan las mejillas coloradas por el llanto. El verlo así me hace darme cuenta de dos cosas: la primera, de que ha escuchado todo lo que hemos hablado. Y la segunda, de que me da mucha pena.

— Caleb – lo llama Nevi suavemente.

El muchacho, incapaz de sostenerle la mirada al amigo al que casi arrebata la vida, esconde la cara entre los brazos.

— Marchaos – pide con voz débil. — Dejadme solo.

Aprieto los labios. Nevi suspira y se acerca.

— Caleb – vuelve a llamarlo.

Pero el chico solo se encoge más sobre sí mismo.

— No te acerques – pide.

— Vamos, Spike, deja que te acaricie las orejas – bromea Nevi.

Pero, a diferencia de otras veces, Caleb no se tranquiliza con sus bromas. Se mantiene en esa posición, totalmente hundido. Nevi se gira en mi dirección, y yo únicamente puedo devolverle una mirada compasiva. Me hace un gesto con la cabeza, invitándome a tratar de consolarlo. No creo que se me vaya a dar demasiado bien. Aún así, avanzo y entro en la habitación.

— Caleb – lo llamo yo.

No contesta

— Caleb, nos has oído, ¿verdad?

El chico asiente con la cabeza, pero no la levanta ni se mueve un ápice más, como si quisiera volverse más pequeño e invisible.

— Si nos has oído, entonces sabes que no te culpo – lo tranquiliza Nevi. — Trataste de protegerme.

Caleb niega con la cabeza.

— Caleb, ninguno podíamos saber que ese tipo iba a apretar el gatillo.

De nuevo, el chico solo niega con la cabeza, más enérgicamente, como si quisiera rebatir las palabras de Nevi pero no encontrara las suyas propias. Entiendo que esté asustado, avergonzado y rehacio a entrar en razón, pero necesitamos conocer su punto de vista.

— Caleb, ¿qué recuerdas? — le pregunto.

Por toda respuesta, solo oímos un sollozo. Por un momento, pienso que no va a responder, pero finalmente lo hace, con voz ajada y seca.

— Dolor... y miedo.

Intercambio una mirada con Nevi.

— ¿Recuerdas lo que pasó después de que te hirieran? — pregunto.

Caleb levanta un poco la cabeza, pero no nos mira, y creo que únicamente lo hace para tomar aire. Tiene la mirada perdida en el punto donde la cadena que le sujeta se une al suelo.

— Recuerdo... mucho calor. Un calor que me recorría el cuerpo. Y rabia.

— ¿Recuerdas alguna imagen?

De nuevo, el chico se toma su tiempo en responder, pero no le metemos prisa.

— El guardia... temblando... asustado... — La voz se le quiebra. Entonces, sus ojos vuelan hasta nosotros. — ¿De verdad está muerto?

De nuevo, los cazadores nos miramos entre nosotros. Ninguno quiere responder.

— Cuando lo dejamos ahí tirado, — la voz de Nee suena entonces desde detrás de nosotros —seguía vivo, pero seguramente no haya sobrevivido hasta que llegara la ambulancia. Le diste unos buenos tajos.

Nevi lo taladra con la mirada, pero eso solo parece alegrar más a Nikolas. A diferencia de nosotros, parece tremendamente feliz. Por fin tiene sus preciados juguetes químicos, como un niño el día de Navidad, y se la trae floja la desgracia de Caleb o las preocupaciones que a nosotros nos rondan la cabeza al tener a un hombre lobo que acaba de dejar en Cuidados Intensivos a media plantilla de seguridad conviviendo con dos niños pequeños. Al escucharle, la boca de Caleb se entreabre, pero no dice nada, y noto cómo le tiembla el labio. Su rostro está crispado en una mueca de pánico.

Está completamente destrozado.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora