21. Un hombre gruñón llamado Bob I - Cassie

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Philadelphia (Pennsylvania)

Pensión - Nov, 8:00am

Noto algo húmedo en la mano que me despierta. Abro los ojos con pesadez, siento como si no hubiera dormido nada. Distingo que lo húmedo en mi mano es el hocico de Keeper, que anda olisqueándome y me ha despertado. Al verme despierta, se aleja. Me dispongo a volverme a dormir, pero entonces caigo en la cuenta de que la luz del cuarto está encendida.

― ¿Estás despierta? ― oigo la voz de Byron. ― Estupendo. Buen trabajo, Keeper.

― ¿Qué hora es? ― pregunto casi sin voz. Los párpados se me pegan por las legañas.

― Hora de irse.

Con toda la pereza del mundo, me giro hacia el otro lado y contemplo el reloj sobre la mesilla.

― Solo son la ocho ― me quejo.

― Levántate y vístete ― ordena Byron.

― Solo hemos dormido cuatro horas.

― Tú dormiste en el coche, no te quejes.

Tiene razón, pero igualmente estoy cansada.

― ¿Puedo ducharme, al menos? ― pregunto destapándome con mala gana.

― Rápido.

Rezongo. Me levanto de la cama, cojo la mochila y avanzo arrastrando los pies hacia el diminuto baño de la habitación de la pensión. Me quito la camiseta y las bragas y me meto en la ducha. Tengo que poner el agua casi a tope de caliente para hacer desaparecer los escalofríos mañaneros, puesto que en el baño no hay calefacción. Aunque no me apetezca, me lavo el pelo, ya que no sé cuándo volveré a ver una ducha. Cuando termino, me seco el cuerpo con la toalla y después el pelo. En la pensión tampoco hay secador. Espero no resfriarme en la calle. Me pongo ropa interior nueva pero la misma ropa que ayer y salgo del baño.

Byron me espera de pie junto a la mesa. Está ya vestido y con la cazadora puesta.

― Te he traído café – me informa.

Y señala encima de la mesa donde hay un cartón con un vaso de café para llevar. Lo miro y después le miro a él.

― No me gusta el café.

Sin decir nada, Byron coge el vaso de café y lo tira a la basura. Coge la bolsa, se la cuelga al hombro abre la puerta y la mantiene abierta para que salga. Sin decir nada yo tampoco, avanzo hacia la papelera y miro su interior. El vaso yace mojado por el café medio derramado en medio de la bolsa de plástico. Hago una mueca triste. Es cierto que no me gusta el café, pero Byron se ha molestado en ir a comprarlo para mí. Solo por eso, me lo hubiera bebido.

― Venga, vámonos ya ― me apremia Byron.

Me alejo de la papelera y salgo de la habitación en silencio, precedida por Keeper.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETAWhere stories live. Discover now