{Shawn Mendes One Shots}^

Función de Medianoche 🔥

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—Solo hay entradas para la última función de Suspiria.—Dejo escapar una mueca algo digustada pero aún así asiento. Es nuestra culpa pedir una porción extra de sushi y no salir un poco más temprano del restaurante.

—Lo que importa es que estamos pasando tiempo juntos.—Me sonríe con ganas y pasa su brazo por mis hombros.—Bien, veamos esa película y recemos por no devolver la cena.

Decidimos comprar solamente una pequeña porción de palomitas y compartir una botella de agua. Tomamos nuestros asientos y tardamos solamente tres minutos en darnos cuenta que la sala de proyección está vacía a excepción de nosotros y un grupo de amigos que consiste en solamente tres personas.

El inicio de la película es algo interesante pero no logro concentrarme solo en ella al notar la mano de mi novio en mi rodilla. Pongo una de mis manos en la suya para tratar de detenerlo pero esta solo comienza a ascender.

—Shawn, aquí no.

—Será rapido, lo prometo.—Musita en el espacio entre mi cuello y hombro antes de dejar un pequeño beso húmedo que me hace suspirar.

—No quiero involucrarnos en un escándalo.—No me presta atención y solo se dedica a seguir deslizando su mano por mis muslos hasta llegar a mi ropa interior.

—Estaremos bien, no te preocupes.—Echo mi cabeza hacia atrás permitiéndole completo acceso a mis labios los cuales reclama con ferocidad. ¿Porque se ha puesto tan caliente?

Muy discretamente baja de su asiento y se arrodilla frente a mí. Abre mis piernas con sutileza dejándolas sobre sus hombros, recorre un poco mis bragas de su sitio y acaricia mi punto más sensible con lentitud. Oh, rayos. ¿Que esto no sería rápido? No quiero sufrir por tanto tiempo.

—¿Porque has dicho que no querías? Estás tan lista para mí.—Siento su aliento peligrosamente cerca y sin dejarme protestar siento aquel lujurioso baile en mi interior y como su respingada nariz toca suavemente​ mi botón.

Me mantengo callada metiendo en mi boca un gran puñado de palomitas pero me es casi imposible no dejar escapar un par de jadeos ahogados. Uno de sus dedos se hace paso en mi interior y prontamente se vuelven​ dos  y finalmente llega a los tres.

Estoy a punto de escupir todo y hacerles saber a todos lo bien que este hombre me hace sentir.

—Haremos esto rápido, cariño. Quítate las bragas ahora mismo.—Susurra separándose de mí. Toma su lugar y desabrocha de inmediato y de manera sutil su cinturón.

Libera su miembro bajando un poco sus calzoncillos y me toma de la cintura invitándome a sentarme sobre él. No puedo creer que he accedido a tener sexo con mi chico en un lugar público.

Siendo extremadamente cautelosos comenzamos con un par de movimientos suaves y lentos teniendo cuidado de no hacer ningún tipo de ruido algo que resultó ser sumamente difícil. Reparte besos en mi casa y baja el tirante de mi vestido un poco para seguir un recorrido hacia mi espalda. Sus manos se posan en mis caderas y me obliga a ir un poco más rápido.
A este punto ya nada nos importa.

—¿Que demonios son esos ruidos?.—Entro en pánico al escuchar a uno de los chicos, me detengo pero aún así aquel chico cachondo detrás de mí no se detiene y lo único que hace es acelerar sus movimientos.

—Solo un poco más, linda.

Mando todo al diablo cuando sus manos se posan en mi núcleo y le masajean con rapidez haciéndome soltar descaradamente un par de ruidosos gemidos.

Siento aquella húmeda y cálida sensación dentro de mí y la manera en la que mi chico se relaja. No quiero moverme, me siento demasiado tranquila como para hacer algún movimiento pero la entrada de un par de trabajadores me hacen saltar a mi asiento y colocarme las bragas lo más rápido que puedo.

Coloco mi chaqueta sobre el paquete aún descubierto de mi somnoliento novio y hago que su cabeza se recargue en mi hombro. Creo que lucimos muy normales.

—¿Todo bien aquí? Los chicos de enfrente se han quejado.

—Todo esta bien, señor.

—¿No ha pasado nada aquí?.—Si supiera.

—Mi tonto novio ha abierto por error un video porno.—Susurro.—Una disculpa.

Una vez que el hombre se retira me encargo de esconder el mejor atributo de mi hombre en sus pantalones y le hago salir de la sala con la promesa de volver a repetir este acto una próxima vez.

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