I'm Not The Only One♥️

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3.

—Sabes, llevamos tres meses reconciliados y creo que sería genial tener un bebé.—Me sonrió mientras miraba con ternura nuestro álbum familiar.—Esta fotografía es mi favorita.

—Solamente estamos tú y yo.

—Hace tiempo que no tenemos nuestro momento a solas.

—Y dices que quieres un bebé.

—¿No te gustaría que recreara esta imagen con un nuevo bebé?.—Nuevamente señaló el álbum ahora mostrándome una fotografía suya con un pequeño Mason de una semana de nacido recargado en su pecho. Dejó el álbum a un lado y me acorraló contra el acolchado de la cama.

—Shawn...

—Podríamos dejar a Mase y Mer con mis padres un fin de semana y tu y yo podremos disfrutar de esta cómoda cama. Meredith ya tiene un año, cuando el bebé nazca tendría dos años y no será tanto trabajo.

—Lo dices porque no eres tu quien los cuida.

—Vamos April, quiero volver a tener un bebé en brazos.

—De acuerdo, pero tu te encargarás de los pañales sucios.

—Trato hecho.—Rió mientras me sonreía.—¿Comenzamos a crear hermosos bebés ahora?

—No, Mason se despertará en unos momentos.

—¿A que te refie...—No terminó la oración ya que los golpes en la puerta lo interrumpieron haciendo que él riera.—Sabes sus horarios.

—Soy su madre, tengo que hacerlo.

—Eres la mejor.

—Ya lo sé, bebé


Shawn's Point of View

—¿Dónde están las llaves de tu auto?.—Me preguntó April algo curiosa.

—En la mesa de la cocina, ¿porque?

—Meredith necesita pañales y tengo que comprar otras cosas.—Me respondió con un cierto tono travieso.

—¿Crees que ya...

—Pronto lo sabremos. Te veré más tarde.—April besó mis labios y sonrió enormemente antes de irse. Estaba feliz.

Pasaron tres horas y no volvió, la llamaba y no contestaba. ¿Qué estaba ocurriendo con ella? Mis hijos estaban irritables y ambos lloraban sin tener alguna razón para hacerlo, mi esposa estaba desaparecida y yo simplemente quería tirarme escaleras abajo de la desesperación que sentía.
El motor de un auto hizo que me levantara del sofá individual y saliera inmediatamente de casa encontrándome un auto de la policía.

—¿Esta es la residencia de April Mendes?

—Si, soy su esposo. ¿Que sucede con ella?

—Tiene que acompañarme.

.

Corrí por los interminables pasillos de la unidad de Cuidados Intensivos con los nervios hechos pedazos mientras un doctor y mis padres trataban de seguirme el paso, buscaba aquel pequeño pedazo de cartón con el nombre de mi chica en alguna de las puertas. Al entrar en la última habitación, la vi de la peor manera que pude imaginarme. Ella no era mi April. Me acerque a su lastimado cuerpo y la abracé con fuerza, esto era una terrible pesadilla.

—¿Ha decidido firmar los papeles?

—¿No les ha sido suficiente con quitarle la vida al bebé que mi esposa esperaba? ¿También quieren quitársela a ella?

—Hijo, April ya no...

—¡No voy a matarla!

—Ella ya no puede seguir con vida. No va a despertar.

—¡No voy a dejarla!.—Grité histérico mientras seguía abrazando el frágil cuerpo de mi esposa.—¡Ella es fuerte! ¡No me va a dejar solo!

—Tienes que entenderlo, hijo. April...

—¡No! April no puede irse. La necesito, mis hijos la necesitan.—Solté un sollozo involuntario.—Hemos perdido al bebé que planeábamos tener desde que nos reconciliamos. No puedo perderla a ella también.

—Señor Mendes.—Me habló el doctor seriamente, lo que hizo que dejara atrás por unos segundos mi fase de adolescente enfadado.—Su esposa, como usted sabe, ha tenido un grave accidente de tránsito. El auto impacto de frente contra un trailer, tuvo serias lesiones craneales que son irreversibles. Ella solo tiene un diez por ciento de probabilidad de despertar y si despierta ella no será la misma. Tendría que vivir postrada en una cama o silla sin poder moverse. Es su decisión, señor. Podemos desconectarla y evitarle el sufrimiento o esperar por meses o años por una respuesta confusa que terminará con el mismo destino.

—Lo mejor será dejarla ir.

—Ella sigue viva. No puedo hacerlo.

—Piénsalo, vendremos a hablar con usted por la mañana.

¿Nunca se han hecho la misma pregunta acerca del karma? ¿Existirá? ¿Este es el precio que pagaré por todos mis errores? La primera noche de infidelidad pensaba confesarle todo al llegar a casa pero todo se convirtió en una red de mentiras que terminó en un corto final feliz. ¿Que pasará después de ella? ¿Que pasará con sus padres? ¿Con nuestros hijos? ¿Conmigo?

Me quedé a su lado arrodillado a un lado de la cama viendo como su pecho subía y bajaba por el aire que emitía el respirador artificial. Tomé su mano izquierda y sentí un gran remordimiento al ver aquellos dos anillos que contenían promesas que nunca cumplí.

—Soy un hijo de puta con suerte al tener tantos años a mi lado a una mujer tan maravillosa como tú. Tengo que confesarte que, los primeros días después de mudarnos juntos, había veces en las que despertaba y te veía dormir mientras pensaba en que fue lo que hice para merecerte y después llegó Mason y para mí era un placer y una enorme alegría verte mecer en tus brazos a aquella personita que nos pertenecía a ambos. Una hermosa prueba de la autenticidad de nuestro amor. Sigo sin saber porque te quedaste a mi lado después de las desagradables cosas que te hice pasar. Sé que nos reconciliamos pero ¿Es muy tarde para ofrecerte una enorme disculpa por todo lo que hemos pasado?. No puedes dejarme solo, no podría salir adelante solo, no sé como hacerlo. Tú eres una de mis tres razones de vida, la más importante de ellas y lo sabes. Sé que no es justo pedirte que te quedes aquí sufriendo después de haber pasado por aquellos años tan tormentosos. Pero ten en cuenta que si te vas algún día voy a seguirte y volveré a encontrarte.-Sequé el río de lágrimas de mis mejillas y besé la frente de mi mujer.-Aunque con todo el dolor de mi corazón no puedo ser tan egoísta como para pedirte que te quedes aquí. Estaremos bien, voy a lograrlo por ti. Es una promesa. Está bien que te vayas mi cielo. Puedes irte.

{Shawn Mendes One Shots}^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora