Capítulo 59.

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Louis pone los ojos en blanco, sin sentir la más mínima emoción por el rubio. Sin embargo, Harry demuestra una alegría enorme por la noticia de su amigo.

—¡Eso es genial, Niall! Me siento muy feliz por ti, y por Jenn. Sé que serán unos padres geniales... Al menos sé que Jenn lo será. Siempre actúa como mi madre. —Al decir eso, su expresión decae un poco, Louis puede notarlo al instante.

—Sí, muchas gracias. Igual no estoy muy seguro de ser buen padre... —Niall hace una mueca, pensando en un futuro desastroso colmado de pañales. Louis se acerca a Harry discretamente para susurrarle algo, pero el menor lo interrumpe.

—Niall, en este momento estoy trabajando. Mañana podré visitar a Jenn, ahora estoy en horario de trabajo... —Se excusa, dándole señales a Niall, haciendo graciosos movimientos de cejas hacia Louis. El rubio pone los ojos en blanco.

—De acuerdo. Disculpa la molestia. —Dice mirando fijamente a Louis, quien se encuentra estático, sorprendido por la manera tan sutil de Harry para despedir al rubio.

—Okay. No hay problema. —Dice sintiéndose incómodo.

Una vez que Niall sale de la casa, Harry se gira hacia Louis, sonriendo de manera sospechosa.

—Uhmm, no pensé que lo despacharias tan rápido. —Dice fingiendo asombro. Harry pone los ojos en blanco.

—Vamos Lou, he visto la súplica en tu mirada. Prácticamente estabas rogando y haciendo cara de cachorro para que lo despidiera. Además, siento lo mismo que tú, y quiero lo mismo que tú. —Admite de la manera descarada que le encanta a Louis. El mayor sonríe con picardía.

—Oh, pero ya no tienes las lindas medias de encaje y las bragas nuevas, que debo confesar, me encantan. —Harry se muerde el labio inferior, sonriendo con timidez.

—Oh cállate, me sonrojas. —Y Louis actúa como si Harry no hubiese estado sonrojado durante todo el tiempo que Niall estuvo alli, y antes de eso.

—Tú siempre estás sonrojado, chiquito, esa es una de mis debilidades. —Confiesa, provocando que el chico cubra sus mejillas con sus manos.

—Louis, vamos arriba de una vez, no tienes que hacerme sonrojar y hacerme cumplidos para conseguir eso. —Louis frunce el ceño, confundido por las palabras del menor. Pero Harry siempre dice lo que tiene que decir, sin ser cauteloso.

—No, pero yo... —Harry lo interrumpe.

—Ya estoy caliente, Louis. —Afirma de manera seria, tan seria que Louis no puede evitar sonreir.

—De acuerdo. —Responde acercándose a el y tomando su mano para arrastrarlo hacia las escaleras.

—¿Me dejas usar las paletas esta vez? —Louis se detiene en medio del pasillo, mirándolo con sorpresa.

—No tienes que pedir mi permiso. Te dije que las paletas no eran necesarias, pero si a ti te gustan y te sientes feliz con ellas, entonces tendré que acostumbrarme. —Se encoje de hombros—. No es como si eso redujese mi excitación, te ves muy lindo y jodidamente sexy con una paleta en la boca.

—Gracias Lou. —Harry sonríe ampliamente, mostrando sus hoyuelos en su máxima expresión. Y Louis sabe que ha tomado una gran decisión cuando ve esa sonrisa enorme y sincera.

No llegará el día en que la sonrisa de Harry no le robe el aliento. Es su mayor debilidad, junto con sus mejillas sonrojadas y sus ojos llenos de amor y calidez, donde Louis siempre se siente en casa.

Harry no ha cambiado la forma de mirar a Louis desde que se presentó aquel día en la mansión, pero Louis sí ha cambiado su forma de mirarlo. Louis ha cambiado todo su mundo por Harry. Ahora su mundo gira entorno a él, o tal vez ahora él es su mundo, uno del cual no quiere salir jamás.

Houseboy 🍭 Larry AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora