Capitulo 3.

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Llega a la cocina respirando con dificultad, apoya sus manos en sus rodillas y suspira profundo, tratando de calmar su corazón acelerado.

—Hola, tú debes ser Harry. —Levanta la cabeza para encontrarse con una mujer que aparenta más de cincuenta años. Ella le sonríe amablemente y Harry hace un esfuerzo para devolverle la sonrisa.

—H-hola. —Responde sin aliento. Ella nota lo cansado que está y no duda en servirle un vaso con agua fría.

—Veo que tienes problemas en tu primer día. ¿Puedo ayudarte en algo? —Pregunta, acercándose a él con el vaso en sus manos.

—L-Louis... Habitación... Limpieza. —Balbucea y la mujer se ríe.

—Así es Louis. Ten, toma un poco de agua. —Sus manos tiemblan mientras toma el vaso que ella le ofrece, y bebe el líquido.

—Muchas gracias. —Dice cuando termina de tomar el agua y se siente más calmado.

—¿Cuántos años tienes? —Pregunta ella, recibiendo el vaso que Harry le devuelve.

—Diecisiete. —Se sorprende, abriendo la boca.

—Vaya, eres muy joven. ¿Qué hace un niño como tú trabajando de mucamo en una casa como esta? —Harry se muerde el labio.

—Necesito el dinero para cubrir mis gastos. —Responde con timidez. Ella parece entenderlo, y le regala una sonrisa.

—Entonces bienvenido, espero servirte en lo que necesites. —Él sonríe agradecido.

—Gracias. —La mujer asiente.

—¿Qué necesitas ahora? Te noto perdido. —Harry observa todo a su alrededor.

—Uhmm, sí, necesito una escoba, un trapeador, una cubeta llena de agua, aromatizantes, y guantes de limpieza. —Ella lo mira atónita.

—¿Vas a limpiar la habitación de Louis? —Asiente con la cabeza, la mujer hace una mueca. —Él odia los aromatizantes, más te vale saber eso. Si usas cualquier producto que deje un aroma agradable en su habitación, no dudará en echarte.

—Oh... Entonces, ¿qué puedo hacer? ¿Con qué puedo limpiar su habitación? ¿Qué le gusta? —Pregunta preocupado. Jimena se cruza de brazos, suspirando en derrota.

—Nada. No le gusta nada, ningún producto de limpieza. Es muy delicado con los olores fuertes. Simplemente pasa la escoba y recoge su ropa sucia para despejar el paso. —Él guarda la información en su memoria.

—Ya. Entonces sólo necesito la escoba... Y guantes.

Harry espera que la mujer busque la escoba y los guantes, luego le agradece con una sonrisa.

—Suerte. —Escucha su voz antes de atravesar la puerta, y se da vuelta para mirarla.

—¿Uh? —Ella ríe, negando con la cabeza. Harry no entiende cuál es el motivo de su risa.

—Con Louis. —Frunce el ceño, aún más confundido.

—¿Con Louis? —Repite. Jimena da pasos largos hasta llegar a él.

—Debes saber que todas las mucamas anteriores han renunciado por su culpa. —Harry se muerde el labio, intentando mantener sus preguntas al límite y no parecer muy interesado.

—¿Qué les hace? —Pregunta nervioso.

—Sólo las ahuyenta, de una manera... Peculiar. Pero tú eres hombre, intentará ahuyentarte seguramente, pero no de esa manera.

—¿Cuál manera? —Pregunta curioso.

—Él acosaba a las pobres chicas, es normal, tiene las hormonas alborotadas a su edad. Pero ellas eran muy grandes para él, ninguna le correspondió, por eso renunciaron. No lo soportaban. Dime, ¿quién en su sano juicio quisiera soportar a un adolescente romántico-seductor-acosador con fama de mujeriego? Supongo que nadie, por esa razón te contrataron a ti. Las mucamas duran muy poco en esta casa. —Él parpadea, reteniendo la información.

Houseboy 🍭 Larry AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora