Capítulo 35.

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Louis observa a la mujer frente a él, expectante, con ojos vidriosos y lágrimas recorriendo sus bronceadas mejillas.

Jimena le dedica una mirada comprensiva, y levanta su mano para apartar algunas lágrimas del rostro de Louis. Es su bebé, y siempre seguirá siendo su bebé, sin importar la edad que tenga. Él llora como si alguien ha muerto, y le rompe el corazón verlo de esa manera, pues Louis no es una persona que llora con frecuencia, es raro cuando lo hace. Algo debe estar torturando su corazón.

—Lou, eso está bien, está muy bien, cariño. No llores, no debes llorar por eso. —Lo consuela, y Louis se lanza sobre ella para buscar un reconfortante abrazo, que recibe segundos después. Siente un gran alivio, siente que se ha quitado un gran peso de encima. Se siente desahogado y es un sentimiento liberador.

El chico está asustado, Jimena lo sabe por la manera en que suplica apoyo, suplica ayuda. Es joven, le falta mucho por aprender, tal vez no sabía qué era el amor, hasta ahora, y eso le asusta porque no sabe cómo actuar ante una situación como esta. Para Jimena sólo es amor, para algunas personas es una blasfemia, y todo eso está bloqueando a Louis, sus propios pensamientos negativos son los que le prohíben dar ese importante paso. Sus pensamientos de: "¿Qué pensarán?" o "¿Qué pasará después?" lo están torturando, impidiéndole ser feliz.

—Hey, todo va a estar bien. Dime qué te asusta. —Ella sostiene sus hombros, haciendo contacto visual. Louis hace una mueca, apartando algunas lágrimas con su antebrazo, antes de responder.

—Que pronto Harry se aburrirá de esperar por mí. Eso me asusta más que cualquier otra cosa. —Confiesa. Su corazón se exprime al pensar en eso cada día.

Jimena frunce el ceño—. Entonces, ¿por qué lo haces esperar?

Respira profundo, tratando de encontrar una respuesta justificativa. En el fondo sabe que no hay una razón justa, todo se debe a su miedo.

—Porque no estoy listo, nana. Y tal vez nunca lo estaré porque soy un cobarde. —Admite con voz entrecortada.

—Eso está dentro de tu cabeza, no sigas pensando que eres cobarde porque lo serás. Debes pensar distinto. Eres cobarde porque quieres serlo. No lo seas. —Hace una mueca, resignado.

—Lo he tratado... —Ella lo interrumpe.

—No lo suficiente. Piensa en Harry, él no va a esperarte toda la vida, es joven, puede enamorarse de alguien que no sea cobarde y que le dé todo lo que tú no has querido. —Y esas palabras caen como un balde de agua fría para Louis. Dolió.

—No, no digas eso. Harry no puede enamorarse de ningún otro chico. —Sacude su cabeza frenéticamente. El pensamiento lo vuelve loco.

—Entonces actúa rápido. —Dice con voz firme la mujer, antes de ponerse de pie y salir de la habitación.

Louis permanece unos minutos observando la puerta de madera blanca, con múltiples debates dando vueltas en su cabeza. Lo sabe, sabe que Jimena tiene razón. Sabe que Harry no lo esperará por siempre. Todo está en sus manos.

Después de asegurarse de que sus padres se hayan dormido, camina de puntillas hacia la habitación de Harry. No toca la puerta, nunca lo hace... El chico tiene la televisión encendida, pero Louis no puede saber si tiene los ojos cerrados porque le está dando la espalda. Eso no detiene a Louis, sin embargo.

Se acerca a la cama, y logra observar por encima del hombro de Harry, quien está abrazando al delfín rosado que le obsequió el día que se declaró. Sonríe con ternura antes de acostarse a un lado del chico. Lo abraza fuerte desde atrás, pegando su pecho de la espalda del menor, atrayéndole. Harry no se mueve, ni trata de apartarse.

Houseboy 🍭 Larry AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora