Capítulo 10.

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Esa noche Harry no pudo dormir. Se la pasó toda la noche pensando en el delincuente que huyó con su dinero. Ahora no pueden quedarse en el apartamento por más tiempo, y deben comenzar desde cero, ahorrar dinero y alquilar un nuevo lugar donde vivir.

En la mañana, Harry amanece con los ojos rojos por no haber dormido, y por haber llorado gran parte de la noche. Se siente cansado, pero sabe que debe ir a la academia como todos los días a practicar el baile porque ya se acerca el día de la competencia. Quiere quedarse durmiendo, pero tiene que empacar toda su ropa, y recoger sus cosas personales para abandonar el apartamento y entregar las llaves a su dueño. Igual deben pagar la deuda de todos modos, entonces tienen que conseguir el doble de dinero para terminar de pagar este apartamento y alquilar otro. Está jodido y sólo quiere bailar para olvidar todos sus problemas. Quisiera conseguir una mina de oro para pagar todas las deudas, eso quisiera.

Después de empacar toda su ropa en su bolso grande, se da un baño muy rápido. Ni siquiera le queda tiempo para desayunar porque ya está sobre la hora. Debe llegar a la academia. Se coloca su gorrito de felpa sobre su cabeza y sale de la habitación cargando su bolso.

—¿Harry, no vas a desayunar? —Pregunta Jenn saliendo de la cocina cuando escucha las llaves. Harry niega con la cabeza.

—No hay tiempo, voy muy tarde.

—¡Pero te vas a desmayar! No puedes bailar sin comer antes, Harry. —Exclama con preocupación.

—Estaré bien, Jenn. —Responde mientras abre la puerta.

—¡Harry! —El chico se gira para mirarla—. Deja las llaves. Y recuerda que iremos a casa de Niall para dormir esta noche. No te olvides. —Le recuerda. Harry suspira profundo antes de dejar las llaves sobre el mesón, con nostalgia—. No te preocupes, conseguiremos un apartamento mejor que este.

Él asiente con la cabeza y sale del apartamento.

No es un elegante edificio, está muy deteriorado y su fachada no es la mejor. El ascensor no sirve y las escaleras nunca tienen luz. Los vecinos son groseros y muy sucios. En realidad es un edificio muy oloroso y descuidado, pero fue todo lo que consiguieron para vivir, el único con una renta más o menos justa para ellos, pero todo se les había salido de las manos, los gastos aumentaban cada día más, las compras de comida se llevaban todo el dinero, y la deuda fue creciendo hasta el punto de ser demasiado. Harry duda mucho que puedan encontrar un apartamento menos costoso y con mejor fachada, y tiene miedo porque no quiere acabar viviendo debajo de un puente, pasando frío y hambre. Ese es su mayor temor.

—Hey bebé, ¿te sientes bien? —Pregunta Michael cuando ve que Harry sale del edificio y no lo saluda.

—Si. —Responde cabizbajo. Michael se acerca y levanta su mentón para mirar sus ojos rojos e hinchados.

—No lo creo, ¿quieres algo? ¿Quieres que te compre algo? ¿Agua, jugo...?

—¡No Michael, dije que estoy bien! —Michael retrocede, confundido por la actitud del menor.

—Está bien, sólo me preocupo por ti, pero está bien, no volveré a preguntar otra cosa. —Harry lo mira sintiéndose mal por gritarle.

—Y-yo lo siento mucho, no quise gritarte, perdón. No es mi mejor día, de verdad lo siento. —Solloza mientras cubre su rostro con sus manos. Michael vuelve a acercarse y lo envuelve en un abrazo.

—Está bien, bebé, todo el mundo tiene días malos. Todo estará bien. —Lo consuela, Harry le devuelve el abrazo sin dejar de llorar, escondiendo la cabeza en el cuello de Michael.

—Q-quiero un jugo. —Murmura secándose las lágrimas. Michael sonríe con ternura mientras se aparta del abrazo.

—Bien. Por cierto, lindo gorro. —Dice sin dejar de sonreír. Harry se lleva una mano a la cabeza para tocar su gorro. Se sonroja.

Houseboy 🍭 Larry AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora