Capítulo 154

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CAPÍTULO 154

*narra Ana*

Yo no quería llorar más, pero la falta de sueño me debilita. Encima han venido todos nuestros compañeros a despedirnos.

Aina: Ets més puta que les gallines. - nuestra frase preferida.

Ana: Te voy a echar muchísimo de menos, puta. Tendremos que montarnos un corral JAJAJA. - las lágrimas saben mejor cuando hay risas por medio.

Mauro: Echaré de menos tus cuerdas, psicópata. - bromea mi amigo Mauro, mientras me abraza.

Martina me da un breve abrazo, sin decirme nada, últimamente está un poco rara. Me doy cuenta de que Aina la observa. Teresa me dice adiós con la mano, nunca hemos tenido una estrecha relación, además, no puedo evitar pensar que gran parte de la culpa de haberme ido ha sido porque ella ha sido repescada... Sé que no es justo, pero le guardo rencor por eso. Guillermo me da dos besos y unas palmaditas en la espalda.

Ana: Echaré de menos tus juegos. Y - le susurro - ánimo con Teresa, es un hueso duro de roer. - él me mira tristemente, pero me sonríe.

Y, ahora, la despedida más temida. Aunque en realidad llevamos despidiéndonos desde ayer. Manuel y yo nos miramos, con los ojos hinchados, estamos frente a frente. Todos nos miran, expectantes y ansiosos de una escena romántica. Los odio por eso. Así que escupo en mi mano y se la tiendo a Manuel. Él empieza a reír, pero hace lo mismo y nos estrechamos la mano, llena de saliva. El saludo de Peter Pan y los niños perdidos.

Mauro: Cada día sois más raros.

Le enseño el dedo corazón a Mauro, le guiño un ojo a Manuel y me subo en el coche, sin mirar atrás, sin pensar en todo lo que estoy perdiendo. Una lágrima se me escapa, pero me la seco rápidamente. El coche arranca.

Lluc: Ya veréis a dónde vamos ahora. - comenta, misteriosamente.

Víctor: Pues a la estación, ¿no? - Víctor le mira mal. Estos dos nunca podrán llevarse bien. Lluc se calla y no dice nada más hasta que el coche para. Demasiado pronto, por cierto.

Eva nos está recibiendo en una puerta clavada a la de la residencia. Cuando nos explica la existencia de esta residencia, me quedo anonadada. ¡Estoy a tan solo diez minutos en coche de Manuel! ¡No me voy a Galicia! Esto cambia mucho las cosas.

Nos dirigimos al comedor y me emociono al ver a mis compañeros, a mi familia... Pero me sorprendo cuando me fijo en el alto chico de pelo moreno y ojos aceituna. ¿Qué está haciendo él aquí? Mi madre viene corriendo a darme un abrazo y después él se aproxima a mí.

Efrén: Hola, preciosa. - luce su mejor sonrisa.

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora