Capítulo 148

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CAPÍTULO 148

*narra Ana*

No sabéis lo arrepentida que estoy de las palabras que ayer le escupí a Manuel. Os prometo que no era yo, era la versión más oscura del Capitán Garfio. Una mezcla de celos por culpa de Martina, de miedo a irme y de irritación por la insistencia de Claudia y el tema de Efrén fueron los protagonistas de la escena de ayer.

*narra Manuel*

Manuel: AAAAAAHH.

Me sobresalto y ruedo en el árbol, si no llega a ser por las cuerdas que me atan al tronco, me habría caído. Un momento. Estas son las cuerdas que le tiré anoche a Ana de mala manera... Hablando de Ana... La pesadilla ha vuelto a perseguirme y esta vez con más fuerza. Vacío. El oscuro vacío por la reciente discusión con mi chica quiere poseerme. No voy a permitirlo.

Bajo del árbol y en la base del tronco me encuentro a una Ana apoyada de cualquier manera y aparentemente dormida.

Manuel: Cuidado, las rastrevíspulas que acabo de tirar pueden matarte.- digo, lo suficientemente fuerte para despertarla.

Ella abre los ojos, se incorpora bruscamente y en cuanto me ve, de sus ojos nace un río entero, Ana no es de las que regala sus lágrimas con facilidad. Se levanta y va directa a abrazarme, mojándome así mi camiseta. Yo no reacciono, me quedo como si Medusa me hubiera mirado a los ojos y me hubiera convertido en piedra.

Ana: Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento... - me dice mil veces, entre sollozos, hasta que se queda sin aire. - Nada de lo que te dije ayer lo pensaba de verdad.

Manuel: Yo tampoco estuve muy acertado. Por suerte, no te has comido las cuerdas.

Ana: Me las podría haber comido antes de decirte todo eso.

Manuel: No, porque si no me hubiera caído del árbol al despertarme. Gracias por salvarme. - ahora sí, ahora sí que la abrazo yo a ella también, con mucha fuerza.

Ana: Gracias por seguir soportando a una idiota como yo.

Manuel: Qué le voy a hacer, nunca voy a poder ser inmune ante tu mirada. - ella separa su cabeza de mi pecho y me mira, dulce y provocativamente - Exacto, esa mirada es de la que te hablo. - voy a besarla, pero me frena, poniéndome un dedo en mis labios.

Ana: Espera, quiero dejar clara una cosa antes de nada. - la miro, expectante- Pues claro que te quiero de verdad, espero que nunca lo dudes más, por muy idiota que vuelva a ser mi actitud.

Manuel: Entonces... Me amas. ¿Real o no? - repito la frase estrella de Peeta, la que ella me dijo el otro día y yo le contesté. Ahora necesito que ella me conteste a mí, para cerciorarme de que sentimos lo mismo el uno por el otro.

Ana: Real. Lo más real del mundo.

La beso, primero lentamente, disfrutando del contacto de nuestros labios, de nuestra reconciliación, y después con mucha más insistencia, deseando que nuestros labios nunca se separen, deseando que esta experiencia de Masterchef junto a Ana no se acabe nunca.

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora