Capítulo 108

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CAPÍTULO 108

*narra Marta*

Se rompe el huevo, se rompe el huevo, cae por las escaleras, cae por las escaleras... Suben las hormiguitas, suben las hormiguitas. Sí, prefiero pensar en cualquier cosa antes que en ESO. Bajan las hormiguitas, bajan las hormiguitas. Llevo toda la tarde haciéndoles este masaje a la hermana de Martina y al hermano de Manuel. Suben los elefantes, suben los elefantes. ¿Por qué ha sucedido ESO? Bajan los elefantes, bajan los elefantes. Me siento tan culpable... Suben los murciélagos, suben los murciélagos. NO TE SIENTAS ASÍ, MARTA. ERES LIBRE DE HACER LO QUE QUIERAS. Bajan los murciélagos, bajan los murciélagos. Pero... Suben los murciélagos, suben los murciélagos. NADA DE PEROS. SÉ FELIZ. Hay un sol. DEJA DE PENSAR EN LOS DEMÁS Y EMPIEZA A PENSAR EN TI. EN TU FELICIDAD. Y un río. Está bien, será mi pequeño secreto. Y un escalofrío.

*narra Daniel*

Voy dándole vueltas sobre cómo afrontar la situación, sobre qué excusa inventarme para hablar con ella. Llego al comedor casi sin darme cuenta, hay un montón de gente a estas horas, pero yo solo me fijo en ella. No esperaba encontrármela aquí, aunque es cierto que frecuenta mucho esta zona. Se me para el corazón y me quedo plantado en la puerta, como si me hubiera vuelto de piedra. Su mirada se posa en la mía y levanta la mano, saludándome. Ay... Es tan guapa... Yo tardo en reaccionar, pero la saludo con un torpe gesto. Y me voy, nuestro cruce de miradas y nuestro pequeño saludo ya han sido suficientes por hoy. Soy pésimo en esto, el amor saca la parte más vergonzosa y estúpida de mí.

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora