Capítulo 55

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*narra Manuel*

Ana: Soy idiota.

Manuel: Lo eres.

Ana: ¡¡Oye!!

Manuel: Si te lo has dicho tú...

Ana: En serio, me he comportado como una idiota con lo de Martina. Vuelven los celos de que me quiten a mi mejor amigo, los que tú tenías antes, ya sabes.

Manuel: Hicimos una promesa, ¿recuerdas?

Ana: Claro que lo recuerdo, igual que recuerdo cuando tú has bebido...

Manuel: Bebo muchas veces al día, es necesario para sobrevivir.

Ana: ¡Idiota!

Manuel: Tú también has bebido.

Ana: Claro, porque ya te lo expliqué el otro día. ¿Tú por qué has bebido?

Manuel: Porque me pasó lo mismo que a ti. Que antes sí, pero me di cuenta de que, como tú bien dices, lo que prima en nosotros es la amistad.

Que sí, que hoy me domina mi yo malo, pero no nos pasemos, es un yo malo comedido. Me balanceo todavía más fuerte, pero Ana se baja de su columpio, frena el mío y me obliga a bajar.

Ana: Entonces... Si te hago esto - entrelaza sus suaves dedos con los míos y empiezo a temblar interiormente - ¿no sientes nada?

Manuel: Nada. - miento.

Ana: Y... si te hago esto - me acaricia la mejilla sin dejar de mirarme a los ojos. Parece que un caballo esté recorriendo todo mi estómago al galope - ¿tampoco sientes nada?

Manuel: En absoluto. - vuelvo a mentir.

Ana: Entonces tampoco sentirás nada mientras te susurro palabras al oído. - mil y un escalofríos recorren todo mi cuerpo.

Manuel: Es como si el viento soplara en mi oído, insignificante. - realmente estoy disfrutando este juego de Ana.

Ana: De acuerdo. Vamos a ver... Y si hago esto - me da un suave y largo beso demasiado cerca de mis comisuras. Todo mi cuerpo tiembla, el caballo coge carrerilla en mi estómago y los escalofríos vuelven a la carga - ¿no sientes absolutamente nada?

Manuel: Nada de nada.

Nuestros alientos chocan, es la primera vez que estamos tan, tan, tan cerca, sin dejar de mirarnos a los ojos y a los labios, alternativamente. Y sé que este es el verdadero momento donde debo hacer caso a mi yo malo...

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora