Capítulo 56

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*narra Mauro*

No sabéis cuánto me relaja tumbarme en el césped y observar las estrellas. Martina me va a acabar volviendo loco. No puedo dejar de pensar en ella. Una parte de mí está enfadada, pero la otra solo desea volver a sentir sus cálidos labios.

Algo choca con mis piernas y se oye un gran golpe.

Aina: Joder, qué daño.

Mauro: ¿Eres tú, Aina?

Aina: ¡Mauro! Así que tú eres el causante de que casi me rompa la cabeza. Estaba paseando y está todo tan oscuro que no he visto nada.

Mauro: Y te has tropezado conmigo. Pues por poco que no te caes dentro del estanque...

Aina: Exacto. ¿Qué estabas haciendo?

Nos sentamos el uno en frente del otro y activamos la linterna del móvil para poder vernos las caras.

Mauro: Pensar.

Aina: Me gusta pensar, requiere de mucha concentración.

Mauro: Depende de en qué pienses...

Aina: ¿Y tú en qué piensas?

Mauro: Adivínalo.

Aina: ¿Martina?

Mauro: Obviamente...

Aina: ¿Son pensamientos buenos o malos?

Mauro: Un poco de todo. Pero creo que predomina lo bueno.

Aina: ¿Quieres volver con ella?

Mauro: Por eso llevo tanto rato pensando y no encuentro una respuesta clara. Creo que me dejaré llevar. ¿Y tú? ¿Estabas pensando también?

Aina: Un poco...

Mauro: ¿Puedo saber en qué?

Susurra algo apenas audible, parece que le da vergüenza decirlo.

Mauro: ¿Qué?

Aina: En... Ma... Marcos...

Mauro: ¿QUÉ? ¿TE GUSTA MARCOS? DIOS AINA ESO ES GENIAL.

Aina: Ehhhh, no te embales. No lo sé, solo sé que pienso en él. Ya está. Además, él ahora pasa de mí.

Mauro: Porque está intentando cicatrizar, cuando lo haga, ya verás cómo no pasa.

Aina: Gracias, Mauro.

Mauro: Gracias, Aina.

Nos quedamos un buen rato en silencio, mirándonos a los ojos. Hasta que ocurre algo que ninguno de los dos puede controlar, un repentino impulso que deriva en un fugaz beso.

*narra Martina*

Llevo recorrida toda la residencia en busca de Mauro, decidida a arreglar de una vez por todas las cosas entre nosotros. Cuando estoy a punto de rendirme, caigo en la cuenta de que me falta un lugar donde buscar: el estanque. Y desearía no haber llegado nunca ahí en el momento que veo a Mauro y Aina besándose. Corro en busca de alguien que pueda recoger los pedazos de mi corazón partido.

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora