Capítulo 100

161 11 0
                                    

CAPÍTULO 100

*narra Ana*

Me dirijo al Árbol del Ahorcado pensando en lo raro que estaba Manuel esta mañana... Serán cosas de chicos.

Cuando estoy entrando en la parte del jardín que tiene árboles, me encuentro a Aina, buscando no sé el qué.

Ana: ¿Qué haces?

Aina: Por aquí hay un árbol muy robusto, ¿no?

Ana: ¿El Árbol del Ahorcado?

Aina: ¿El qué? He quedado allí con Víctor.

Ana: Y yo con Manuel.

De repente, aparece Martina.

Martina: ¿Qué hacéis aquí chicas? - se lo decimos - Pues a mí me ha citado Mauro.

Aina: Esto es muy raro...

Ana: Vamos hasta el Árbol, a ver si están allí y nos explican qué pasa.

Pero no nos encontramos con ellos, sino que hay tres rosas al pie del árbol. ¿Será una cita romántica de tres parejas? Me asqueo al pensarlo, odio esas cosas. De todos modos, cada una coge su rosa y me arrepiento de haberlo hecho cuando noto algo pringoso en mis manos.

Martina: ¡Están pringadas con pintura!

No nos da tiempo a reaccionar, ya que un montón de agua helada nos cae desde arriba, desde mi querido Árbol del Ahorcado, y nos moja enteras. Me preparo para matar a cualquier ser vivo que se ponga por delante pero no puedo, ya que después del agua nos cae mucha, demasiada harina, que nos embadurna enteras y me nubla la vista. Empiezo a gritar, enfurecida, casi doy más miedo que James Garfio, os lo puedo asegurar. Entonces aparecen los chicos, Víctor lleva una pistola de agua, solo que dentro no hay agua, hay algo mucho más asqueroso, Mauro una botella con un líquido naranja, apuesto mi pelo a que son huevos batidos y Guillermo sujeta un bote de espuma de afeitar. Nos rodean, sin darnos tiempo a escapar y nos empiezan a manchar con todos esos líquidos. Puaj. Qué mal huele. Lo de Víctor es caldo de pescado. Oigo sus abundantes risas que se transforman en carcajadas. Ya veo lo mucho que les divierte esto.

Ana: ME LAS PAGARÉIS!!!!!!!!!!

Casi no puedo moverme de lo asquerosa que me siento. Los chicos se marchan corriendo antes de que podamos devolvérsela, pero me fijo en que Manu está bajando todavía del Árbol, claro, ha sido él quién nos ha tirado el agua y la harina. Voy directa hacia él y no le da tiempo a escaparse porque ya lo tengo y lo tiro al suelo. Me tiro encima de él y empiezo a mancharle con mi cuerpo.

Ana: ¡Ayudadme, chicas!

Martina y Aina se lanzan también encima de él y lo manchamos entero, no tiene escapatoria.

Ana: Eso ha sido un golpe bajo eh. - le empiezo a hacer cosquillas como puedo. Él me suplica que pare y que dejemos de aplastarle. - Ni en tus mejores sueños. Tú y tus niños perdidos os habéis ganado un buen castigo.

Os juro que en este momento me siento como el verdadero Garfio, con Peter atrapado y acompañada de mis dos piratas, ahora solo falta coger a los niños perdidos y darles a los cuatro un buen escarmiento. 

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora