Capítulo 38

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*narra Manuel*
Ana y yo hemos vuelto a quedar para practicar. Esta vez, toca hacer pizza. Esta mañana hemos hecho la masa y ya ha reposado lo suficiente, ahora solo falta amasarla y poner los ingredientes.
Ana: Siempre tan puntual.
Manuel: Y tú siempre llegando tarde.
Ana: Es mi defecto fatídico, ya lo sabes.
Manuel: ¡Oh! No sabía que te habías leído Percy Jackson.
Ana: Hay muchas cosas que todavía no sabes de mí. - me guiña un ojo.
Manuel: Tendré que ir descubriéndolas.
Desde lo que pasó ayer, la veo de otra forma. De alguna manera u otra, parece que ya ha llegado el momento. Conozco a la perfección nuestra relación y creo que si me atrevo a dar el paso y no soy correspondido, seguiría siendo igual. Es en lo que llevo pensando todo el día, autoconvenciéndome para ser valiente. Pero sé que me va a costar un montón, mi yo bueno me frena demasiado.
Ana: ¿Me ayudas a amasar? No tengo mucha fuerza...
Me coloco detrás de ella, rodéandola con mis brazos y la ayudo con la masa. Que nuestros cuerpos estén en contacto me da escalofríos, pero de los buenos. Ana se gira y me mira con cara de "¿Lo estoy haciendo bien?". Vaya si lo haces bien. Manuel. Bésala. No. No lo hagas. Lo fastidiarás todo. Cállate. Es la oportunidad perfecta. No. Apártate. Cada vez está más cerca. Cuando decido hacer caso a mi yo malo y estoy a punto de hacer lo que deseo desde el día en que la vi, se abre la puerta y nos sobresaltamos.
Víctor: Ups, perdón. Pensábamos que no había nadie.
Está con Claudia, muy acaramelados.
Claudia: Ya nos vamos.
Manuel: No, tranquilos. Si queréis os podéis quedar y nos ayudáis con la pizza.
Ya no me importa que no estemos solos, porque sé que después de este corte de rollo ya sí que nunca más voy a ser capaz de dar el paso...

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora