Capítulo 76

182 8 0
                                    

CAPÍTULO 76

*narra Manuel*

Desde lo que ocurrió ayer, Ana y yo no nos hemos vuelto a ver. El inevitable distanciamiento ha empezado. Quiero enterrar la cabeza en la tierra y mantenerme ahí hasta que pase toda la tormenta.

*narra Marta*

Soy totalmente reacia a llorar por chicos, pero no sé qué me pasa, no soy yo, he cambiado. El amor ha nacido en mí y ha creado una Marta a la cual no estoy acostumbrada a sentir.

He tirado ya como cuatrocientos tiros libres y no he encanastado ni uno. Y eso solo ayuda a que piense más en Víctor. En un momento de real frustración, cojo la pelota y la tiro lo más fuerte y con la mayor mala leche posible, a un punto inconcreto, solo quiero descargar mi enfado. Me asusto cuando oigo un golpe hueco y un gemido. Voy corriendo hacia donde he tirado la pelota y me encuentro a Marcos masajeándose la frente.

Mendicuti: ¿Has pensado en practicar halterofilia? Tienes una fuerza que flipas.

Marta: Es que eres gafe. Eres un imán de pelotas. Jo, perdona - me lamento mientras observo su chichón - ¿Te duele mucho?

Mendicuti: Auu. Si me lo tocas sí.

Marta: Vale, vale, perdón.

Mendicuti: ¿Sabes lo mejor? Eso solo ha ayudado a realzar mi estado de ánimo. Ha ayudado a contrastarlo. Me sentía como si una pelota me hubiese golpeado en toda la cara y gracias a ti, ahora lo siento de verdad.

Marta: Me he perdido. ¿Entonces es bueno o malo?

Mendicuti: Al menos me has ayudado a que me olvide de mi dolor interior con el que acabas de provocarme.

Marta: Va, no me hagas sentir más culpable. - le golpeo suavemente el hombro - ¿Quieres que vaya a tirarle un pelotazo a quién haya provocado ese malestar en ti?

Mendicuti: No creo que quisieras tirarle un pelotazo a tu mejor amiga...

Marta: Oh, vaya. ¿Ha vuelto a ser desagradable contigo?

Mendicuti: Esta vez hemos cambiado los papeles. Pero que conste que yo no he sido desagradable, creo.

Marta: ¿Le has dado calabazas? ¿Tú? ¿A ella?

Mendicuti: Sí, ¿qué pasa?

Marta: Que pensaba que pasaba de ti, no me había comentado nada...

Mendicuti: No sé qué pensar ya. Solo sé que alguien que creía querer, me ha hecho más daño que ninguna otra persona.

Le veo realmente derrumbado, no estoy acostumbrada a esa versión del risueño Marcos, así que no puedo evitar abrazarlo. Él abre sus brazos y me siento realmente a salvo entre ellos, me hace pensar en cómo he podido sobrevivir tanto tiempo sin sus cálidos abrazos. Me alegra tener a una persona como él a mi lado, como un buen amigo. Esos pensamientos hacen que empiece a sollozar y Marcos lo nota. Entonces me pregunta con la mirada qué me pasa y se lo cuento todo, todo mi embrollo de sentimientos y eso me hace sentir muchísimo mejor. Notar su apoyo y sus consejos, realmente es muy bueno dando consejos.

Mendicuti: Has visto cómo se ha portado Víctor con Claudia. Hay que tener mucho cuidado con él. Pero me he fijado en cómo te mira y sé que es una mirada muy profunda, que los sentimientos son certeros. Pero la cuestión es saber qué sientes tú. Y eso solo lo puedes descubrir estando con él. Quizás ahora solo sientas atracción, pero si le conoces más a fondo, quizás sientes algo más.

Marta: Gracias, Marcos. Me siento inútil porque yo no te he sabido dar ningún buen consejo.

Mendicuti: Me gusta que me llames Marcos, eres de las pocas personas que lo hace. Después de haber disfrutado este ratito contigo, estoy más que satisfecho, no necesito ningún consejo. Pero otro abrazo no te lo voy a negar. - me sonríe con dulzura, los dos estamos faltos de cariño, así que vuelvo a esconderme en los brazos que acaban de convertirse en mi refugio.

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora