Está despierto, desde que escuchó el sonido de la puerta abrirse a mitad de la madrugada abrió los ojos y perdió el sueño. Se relaja visiblemente cuando toma en cuenta que se trata de Louis. Es el olor de Louis. Harry sonríe y disfruta del abrazo sin decir una palabra.

—Te quiero, te quiero, te quiero. —Susurra Louis cerca de su oreja. Harry se estremece, tal vez por la voz melodiosa de Louis perforando sus oídos, o por la cercanía que puso entre los dos.

—¿Qué tanto? —Pregunta con voz adormecida.

—Mucho. —Harry hace una mueca, sin girarse porque no quiere romper el abrazo.

—No es verdad. —Responde con nostalgia. Louis se aparta un poco cuando lo escucha decir eso.

—Harry, no digas eso. No sabes en qué situación me encuentro ahora. —Harry frunce el ceño.

—Tú tampoco sabes en qué situación me encuentro. Me pides que te entienda, pero no me entiendes a mí. Ya estoy cansado. —Louis suspira profundo antes de responder.

—Sí te entiendo, chiquito. —Harry sacude la cabeza en negación.

—Sabía que no lo harías frente a Brianna y su madre, pero tampoco lo hiciste cuando ellas se fueron, Louis. Me quedé allí con tus padres esperando que regresaras a la mesa, tenía ilusiones, confiaba en ti. Lo prometiste. Prometes cosas todos los días, y nunca cumples. —Finaliza. El corazón de Louis se contrae.

—Cumplí una. —Responde después de varios segundos—. Terminé con Brianna.

—Y me puse muy feliz por eso, pero las otras promesas ¿dónde quedaron? Ya no tienes a Brianna, y sigues ocultándome.

Silencio. Un silencio causado por el impacto de esas palabras sobre Louis.

—Perdón. Lo siento, Louis. No quise presionarte, soy muy egoísta, lo siento. —Repite el menor, consciente del daño que provocaron sus reclamos en Louis.

—No, está bien. No debes disculparte, sé que estás desesperado e impaciente, sé que ya has pasado por una situación igual y te asusta repetir el pasado. Te entiendo. Yo soy quien debe disculparse contigo. Perdóname por hacerte esperar tanto. —Harry asiente.

—Sólo quisiera saber cuánto falta, para contar los días en mi calendario... —Louis traga saliva, de pronto sintiéndose miserable.

—¿Puedes hacerme una promesa, Harry? —Pregunta, rodeando su cintura nuevamente.

—¿Cuál promesa?

—Promete que no te vas a cansar de esperarme, y que no vas a enamorarte de otro chico. —Harry lo piensa por un momento.

—Esas son dos promesas, Louis. Y no tienen tiempo de caducidad. —Responde divertido, soltando al delfín para colocar sus manos sobre las manos del mayor que descansan en su cintura.

—¿Puedes? —Harry asiente, sonriendo.

—Sip. —Louis suspira con alivio.

—Gracias. Ahora date la vuelta, quiero besarte hasta quedarnos dormidos. —Harry suelta una risita adorable antes de darse la vuelta sin pensarlo dos veces, quedando frente a Louis, quien rápidamente atrapa los labios del menor, besándolo con suavidad, probando un poco de sangre de ellos. Se aparta de inmediato para mirarlo fijamente con el ceño fruncido.

—¿También te rompió el labio cuando te golpeó? —Harry sacude la cabeza.

—No. Me mordió. Me dolió mucho, pero el golpe me dolió mucho más, más que los golpes de Brianna. Me golpeó fuerte en la nariz. —Dice, tocando su nariz para acariciarla justo donde Michael lo golpeó.

Houseboy 🍭 Larry AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora