Epílogo

854 50 31
                                    

Sorpresa, sorpresa. Mucha gente me ha pedido que hiciera esto y yo como siempre, sólo quería hacer sufrir un poquito a esas personas. (Perdón Valeria, sabes que te amo) Antes de terminar el capítulo final ya tenía pensado escribir el epílogo, obviamente sin ninguna idea preconcebida, como siempre. Sé que os lo llevo diciendo mucho y soy muy pesada pero he empezado otro libro y... Vayan a leer Yo quisiera odiarte, son cuatro capítulos que a mí parecer son normalitos pero ya sabéis que mi mente va más hacia allá y que eso no quedará en tanta "tranquilidad" . Sigo amandoos, no lo olvidéis. Ah y esta fic se queda de ésta forma por algo en concreto, igual más adelante os digo. ¡Os amo!

Que comience la lectura
..............
3 años después

- ¿Eres feliz conmigo?- Pregunté sin pensar.

-¿Y esa pregunta?- Preguntó dándose la vuelta para que quedásemos cara a cara.

- Pues no lo sé Juan, simplemente no sé si esto es lo que querías- Dije mirándolo fijamente.

-¿Usted es feliz?- Preguntó.

- Yo te hice una pregunta antes- Respondí.

Juan se enderezó y pegó su espalda al cabecero de la cama. Me enderecé también y gateando me puse enfrente suya cruzando las piernas.

- Respóndame, ¿usted es feliz?

- Sí, lo soy Juan, pero no sé si tú lo eres y eso depende de mi felicidad también- Respondí mirándolo a los ojos.

-¿Usted se cree que porque no nos hayamos casado todavía no puedo estar contento o feliz con ésta situación? Si piensa así, se equivoca. Lía, usted es mi felicidad y si tengo que esperar a que tengamos ochenta años para casarnos, lo haré porque eres la mujer de mi vida y eso no cambiará nunca. Aunque debo advertirle que me tendrá que dar hijos entre medio- Dijo sonriendo.

- Te amo tanto...¿Lo sabes, no?- Dije sonriendo ampliamente.

-¿Por qué no me lo recuerda?- Dijo con una sonrisa pícara en sus labios.

- Déjame que lo piense...Mmm está bien- Dije y me acerqué a él sensualmente hasta que me senté a horcajadas sobre él.

- La amo, Lía Romero- Dijo y empezó a besarme.

El beso empezó a intensificarse poco a poco. Nuestros labios se movían en total armonía. Puso sus manos en mis caderas y me apretó contra él. Mi manos al rededor de su cuello hicieron que no quedará ni un centímetro entre los dos. Nuestras respiraciones entrecortadas. Nuestra ropa empezó a volar en la habitación. No podía creer que el amor hacia una persona podía ser tan grande. Lo que sentía por Juan era inmenso, jamás sentí algo así por nadie. Pero sabía por qué era todo aquello, por qué sentía tanto por él y es que Juan era la persona que estaba destinada a mí. Él era el indicado, el correcto.
Aquella habitación, había sido testigo tantas veces de nuestro amor...
..........................

- Mira a quién me encontré en el estudio- Dijo Juan Pablo entrando a casa y se echó a un lado.

-¡Tía Lía!- Gritó un pequeño niño moreno entrando por la puerta mientras corría hacia mí.

-¡Hola mi amor!- Dije dándole un abrazo.

- No lo llames amor, hace que el nombre del monarca quede patético- Dijo Simón entrando.

- Tiene narices que hayas puesto a tu hijo ese nombre por el faraón y a tu hija por la reina- Dije negando con la cabeza.- Por cierto, ¿Dónde está Isabel?

Todavía no entendía la mezcla entre los nombres de un faraón y una reina española que además se conoció como la reina Católica. Cosas de Simón...

-¡Aquí!- Dijo la niña castaña de ojos azules entrando de la mano de su madre.

- ¡Hola mi niña!- Dije sonriendo.

- Hola, tía- dijo y vino a darme un beso.-¿Qué está haciendo?

- Pues estoy dibujando, mira. ¿Te gusta éste vestido?- Dije señalando al diseño que tenía sobre la mesa.

- Es... Raro- Dijo Isabel haciendo un mohín.

Yo reí.

- A mí me gusta- Dijo Ramsés acercándose.

-¿Quién quiere chocolate?- Preguntó Juan desde la cocina.

Los dos pequeños se miraron entre sí y gritaron "Yo" a la vez mientras iban corriendo hacia la cocina.

- El imbécil de tu novio me los está malcriando- Dijo Nath mientras se sentaba a mi lado.

- No es mi culpa- Dije sonriendo. -Oye Nath, te ves cansada.

- Bueno, es que con los mellizos una no puede descansar mucho y menos si lleva a otro bebé dentro- Dijo sonriendo.

-¡Oh, no me jodas!- Grité.

- Tía, no se dicen groserías- Dijo la pequeña de dos años.

Tan pequeña y tan lista, la inteligencia de su puñetero padre.

- Tienes razón, lo siento. Ay Nath, enhorabuena- Dije con lágrimas en los ojos.-¡Juan!- Lo llamé gritando.

Juan Pablo apareció con Ramsés en brazos.

- Vamos a ser tíos otra vez- Dije sonriendo.

-¡¿En serio?! ¡Enhorabuena!- Dijo sonriendo y le dió un beso en la cabeza a Nath.

- Simón, ¿qué nombre vas a ponerle?¿Jimena?, ¿Rodrigo?- Se burló Juan Pablo.

- No, creo que Nabuconodosor- Dijo  poniendo sus dedos sobre su mentón.

- Puedes ponerle Satanás si quieres- Dije rodando los ojos.

Nath, Juan y Simón rieron.

- Papá, la tía Lía ha dibujado algo raro- Dijo Isabel acercando a su padre a la mesa.

- A ver qué traje raro dibujó su tía ya- Dijo Simón sonriendo- Todavía no me creo que le pusiera La Morat a su marca de ropa.

Yo sonreí.

- Ahí fue donde empezó todo, ¿no?- Dije encogiéndome de hombros.

- Oigan, Andrea y Juan vienen con Martín y laura.- Dijo Juan.

- Sofía viene también con Alejo y Mónica- Dijo Simón.

- ¿Andrea e Isa no vienen con Adriana?- Pregunté.

- Sí, espero que no se pelee con Ramsés- Dijo Nath- Me tienen harta esos dos. ¿Por qué no pueden ser amigos?

- Porque Adriana es una diva y nuestro hijo un animal- Dijo Simón rodando los ojos.

- Esos dos acabarán juntos- Dije riendo- Ya veréis.
....................

Miré a mi alrededor, la casa estaba llena de gente, niños correteando y gritando por la casa. Nuestros amigos estaban empezando a crear a sus familias. Todos estaban casados menos Martín y Laura, aunque vivían juntos al igual que Juan Pablo y yo.
¿El motivo por el cuál todavía no lo estábamos?
Juan me había convencido en que cumpliera uno de mis sueños, estuvo ahí apoyándome y lo conseguí. Mi propia marca de ropa, mi propia firma. Había abierto tiendas por toda Europa y América. Estaba tan orgullosa de mí misma... Por fin era feliz. Tenía a mis amigos, mis "sobrinos" y a él, a mi casi metro noventa. ¿Qué más quería? Lo tenía todo y yo iba sin pausa pero sin prisas por la vida. Porque amigos, la vida puede ser jodida muchas veces pero es tu decisión seguir hacia delante, como hice yo con Juan, o quedarte estancado en el dolor. Nosotros somos los únicos dueños de nuestras vidas, nosotros somos los únicos que podemos hacer que nuestras vidas sean perfectas, sólo hay que mirarlo todo con otros ojos. Yo, Lía Romero, hice que mi vida fuera perfecta después de tanto sufrimiento. Nunca te quedes en el dolor, sigue siempre adelante.
.................
Os ama,

Patricia




Punto Y Aparte #1Where stories live. Discover now