49. La dirección correcta

734 53 15
                                    

-¿Qué está diciendo?- Dijo y tragó saliva.
- Mira, mejor lo hablamos cuando paremos a comer o cuando lleguemos a Navarra.
- Lía- Dijo con la voz quebrada.
- Ahora no- Dije.- ¿Prefieres que me cambie de sitio?
- No- Dijo y miró para la ventana.
- Vale- Dije y suspiré.

Los chicos habían salido fuera a guardar unas cosas, todos menos Villamil porque estaba mal de la espalda, obviamente no habían escuchado nada de aquella conversación. Entraron y se sentaron frente a nosotros. La furgoneta tenía los asientos unos en frente de los otros con una pequeña mesa en medio. Me recordaba bastante a una caravana. Emprendimos el viaje hacia Navarra, tenía muchas ganas de ver a mi hermana pero no sabía qué narices estaba haciendo respecto a Juan Pablo. Realmente no quería hacer todo aquello, pero sentía que debía hacerlo.

Llevábamos una hora de camino, los chicos no paraban de hablar y de jugar a la play. Juan Pablo miraba por la ventana serio y yo simplemente me dedicaba a existir.

-Juan- Dijo Isaza.

No obtuvo respuesta.

-¡Juan!-Gritó.
-¿Qué?- Preguntó con la voz ronca.
-¿Qué le ocurre? Parece que se vaya a echar a llorar en cualquier momento- Dijo Isaza.-¿Se encuentra bien?
- Estoy bien- Dijo y volvió a centrarse en la ventana.
-¿Qué le ocurre?- Me preguntó Isaza bajito.

Negué con la cabeza, la que estaba a punto de echarse a llorar era yo.
Simón me miró, sabía perfectamente que había pasado algo entre nosotros. Odiaba cómo nos conocía.

-¿Y a usted qué le pasa?- Preguntó Martín.- No seguirá dolida por lo de ayer, ¿No?
- No, simplemente estoy cansada- Dije.
- Esos cuentos cuénteselos a otro, a mí no me la cuela- Replicó.

Sonreí amargamente pero no dije nada más.
.................................
Paramos a comer en Zaragoza. Los chicos se bajaron del coche y yo me quedé unos minutos para organizar un par de cosas.
Entré al restaurante y me senté entre Pedro y Simón.

-¿Qué ha pasado?- Me susurró Simón.
- Ya te contaré- Dije.
- No haga nada de lo que después pueda arrepentirse, le veo las intenciones que tiene y sé que la va a cagar- Dijo.
Suspiré.
Pedimos la comida y comimos tranquilamente, los chicos iban a tomarse un café y yo me fui fuera a tomar un poco el aire. A los cinco minutos salió Juan Pablo y se puso frente a mí.

- Por favor no lo haga- Dijo.
- Juan, creo que es lo mejor.- Dije.
- No es lo mejor para nadie, ni siquiera para usted. No sé por qué quiere tirar por la borda todo- Dijo agitado.
- Juan Pablo tranquilízate.- Dije.
- No me calmo, la necesito. ¿Por qué no es capaz de darse cuenta?- Dijo y empezó a llorar.

Me quedé blanca, verle llorar era lo peor que había visto en mi vida. Dolía demasiado.

- Juan no llores, por favor- Dije aguantando las lágrimas.
- Lía me niego a que me deje así. Usted me ama tanto como yo. No entiendo por qué ahora ésto- Dijo cogiéndome la cara.

Miré para otro lado, no quería mirarle más.

-Lía míreme- Dijo.
- No- Dije con un nudo en la garganta.
-Lía que me mire- Dijo obligándome a hacerlo.

Lo miré y empecé a llorar.

- Yo no sé qué hacer. Te quiero demasiado y no puedo darte lo que te mereces. Y puedes encontrar a mujeres muchísimo mejor que yo. Prefiero dejarte ir, que sufras por un tiempo y que rehagas tu vida con otra persona.- Dije llorando mientras le miraba a los ojos.
- Pero es que yo no soy nada sin usted. Lía, usted es la mujer, usted y nadie más. Dese cuenta de una vez. Para mí no hay ni habrá jamás una mujer a la que ame más que a usted. - Dijo secándome las lágrimas.
- No te merezco, te quiero tanto...- Dije mirándole a los ojos.
- Yo también la quiero y por eso no pienso dejar que me deje jamás.- Dijo dándome un beso en la frente.

Punto Y Aparte #1Where stories live. Discover now