76. Un mundo nuestro.

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Por fin el asunto del concierto lo habíamos dejado aparte, seguía llorando de vez en cuando cuando me miraba al espejo y miraba mi pelo. Sí, era un poco exagerada pero me dolía ver todo lo que la gente podía hacer. Yo jamás le hubiese pegado chicle en el pelo de Georgia Jones y eso que estaba completamente enamorada de Danny Jones.

Habíamos emprendido el viaje a Rivera Maya. Por nuestra parte, íbamos todos con novias incluidas, Andrea y Lau se habían unido al viaje. Y por parte de Nath, estaban Leo, Dani, Giselle y Maika, la madre de Nath.

No es que no estuviese alegre con ese viaje, sólo que tampoco me entusiasmaba demasiado. Los últimos días habían sido horribles y sí, aquel viaje me iba a venir bien para desconectar, pero yo únicamente quería meterme en la cama y no salir nunca de allí y sabía que eso no pasaría.

Por fin llegamos. Nos alojaríamos en lo que yo llamaría una mansión. Aquella casa era gigante. La casa era de un familiar de Nath así que ni siquiera teníamos que pagarla. Habían bastante habitaciones con camas de matrimonio, pero obviamente la ocuparon todas las parejas. Los demás nos quedamos en habitaciones dobles. Yo compartiría mi habitación con Juan, sólo que ésta vez dormiríamos en camas distintas.

Esa noche habían decidido montar una fiesta de "bienvenida" para nosotros mismos en la casa.

Fuimos a comprar comida, adornos y luces. Había un gran equipo de música lo cual me encantaba. Retiramos algunos de los sofás del gran salón e hicimos una pista de baile. Todo estaba quedando genial.

Eran las diez y la fiesta comenzó. Alcohol, comida y amigos y en Rivera Maya. Eso sí que era el paraíso.
Miré para todas partes. Me encantaba ver a la gente a la que tanto quería allí, conmigo. Vale, a los amigos de Nath no los quería todavía, pero me faltaba poco.

- Lía, venga a bailar- Dijo Leo extendiéndome la mano.

- ¡Vale!- Exclamé y fui con él.

Ya no tiene novio empezó a sonar. Oh Dios mío, me encantaba aquella canción. La bailé con Leo muy pegada mientras hacíamos el idiota y reíamos a carcajadas. Me encantaba aquel chico.

El alcohol fue haciendo su trabajo en mi organismo, todavía no estaba borracha, pero poco me faltaba. Paré de bailar un momento para beber un poco más de mí ron con cola. Miré a Villamil y lo vi hablando con Giselle. Los celos se apoderaron de mi ser pero los controlé y seguí a lo mío. Al buen rato lo volví a mirar y ésta vez estaban más pegados. Salí a la terraza a respirar. El alcohol me estaba volviendo bastante idiota, yo no era así, o quizá sí. No lo sé.

Apoyé mis brazos en la barandilla y cerré los ojos. Entré en trance o quizá sólo me quedé dormida, la cuestión es que no sabía cuánto tiempo había pasado allí cuando sentí una manos al rededor de mi cintura.

- Hola bonita- Me susurró.

- Oh, sí su majestad se ha dignado a hablar con ésta pobre plebeya- Dije y abrí los ojos poco a poco.

- ¿Qué le ocurre? - Preguntó Juan dándome la vuelta.

- ¿ A mí? Nada, ¿y a tí?- Dije.¿Qué haces aquí y no estás hablando con tu nueva amiga.- Dije y lo separé de mí.

Su ceño se frunció por un momento, pero luego sonrió con diversión. Me volvió a pegar a él dejando muy poco espacio entre los dos.

- Así que es eso, que la mujer de mi vida está celosa porque he estado hablando con otra mujer- Susurró en mi oído.- Eso me gusta.

Sentí un escalofrío recorriendo mi espina dorsal. Dejó un beso en mi oreja. Y volvió a posicionar su cara delante de la mía.

-¿Sabe? Jamás volveré a fijarme en otra mujer que no seas tú. No sé cuántas veces voy a decirle que la amo.- Dijo cogiendo mi cara.

Punto Y Aparte #1Where stories live. Discover now