61. Versión de cobarde

784 49 22
                                    

*Narra Lía*

En el fondo no quería que aquello se acabase, pero para nuestra desgracia, era lo único que nos quedaba. Miré a Juan Pablo con dolor, me prometió que no se rendiría y ahí estaba muerto en vida y sin una pizca de esperanza puesta en nosotros.

- No es justo que sigas sufriendo por mi culpa- Dije aguantando las lágrimas.
- ¿Por qué nos resulta ésto tan complicado?- Preguntó.
- No lo sé- Respondí.
- Creo que necesitamos aclararnos antes de seguir hacia ningún lado, yo sé que le prometí que no me rendiría, pero ya no puedo más- Dijo.

Las lágrimas brotaban de mis ojos sin parar. Yo había hecho que aquel ser lleno de luz estuviera sumido en aquella oscuridad. Me sentí horrible.

- Perdóname, no quería que esto se acabara así- Dije sin poder parar de llorar.
- Eh, para mí no es un adiós, es un hasta luego. La voy a seguir amando hasta mi final, eso lo tengo más que claro. Pero necesitamos ser sólo amigos y distanciarnos un poco. Yo sé que no hice las cosas bien Lía y le pido disculpas por ello.- Dijo.
- Perdóname tú a mí- Dije entre sollozos.
- Verá, ayer vi una película, La reina del desierto. Me quedé con una frase que decía: "Haría cualquier cosa por tí, pero no podría librar las batallas de tu corazón". Usted necesita aclararse, descansar de mí y sobretodo descansar de su maldita cabeza. Yo estaré siempre ahí, y si algún día decide que su camino no es el mismo que el mío, quiero que sepa que siempre la amé y amaré hasta que me muera.- Dijo Juan Pablo llorando.
- ¿Cómo puedes ser así? Te amo, te amo, te amo- Dije pegando mi frente con la suya sin parar de llorar.

Lo miraba a los ojos, nuestras lágrimas caían a nuestros pies sin medida. Me estaba mueriendo por dentro, quería que todo aquello fuera una maldita pesadilla, pero no era así y teníamos que afrontar que necesitábamos tiempo para aclararnos.

- Ya está, mi vida, ya está. Sólo es un tiempo- Dijo haciendo que me sentara sobre su regazo.

Pegué mi cabeza a su pecho, me sentía como una niña pequeña. Una niña pequeña a la que le habían quitado la parte más preciada de ella. Porque mi corazón no quería irse, pero la razón volvió a ganarle la lucha.

Pegaron a la puerta, ninguno de los dos contestó. Simplemente necesitábamos ahogarnos en nuestra pena, el uno junto al otro.

Una parte de mí decía que aquello que estábamos haciendo era una estupidez pero la otra, que aquello era lo correcto.

- Deberías de salir, es tu cumpleaños- Dije.
- El peor de todos... Recuérdame que no vuelva a cumplir- Dijo haciendo una mueca.
- Perdóname por hacer que eso sea así- Susurré.
- No tiene toda la culpa, ya lo sabe.- Dijo acariciando mi pelo- Ésto nos va a venir bien, ya verá.
- Venga, sal y disfruta- Dije levantándome.
- Sólo saldré si usted sale conmigo- Dijo.
- Está bien- Dije.
- ¿Puedo darle un último beso?- Preguntó antes de que salieramos.
- No creo que sea buena idea...- Dije con la cabeza gacha.

Levantó mi cabeza para que lo mirara a los ojos.

- No me puede hacer esto, necesito darle un beso por si nunca más vuelvo a probar ese sabor- Susurró.

Las lágrimas volvieron a caer por mi rostro. Pensar que aquello de estar separados podía ser para siempre, me quemaba por dentro. Asentí y él posó sus labios sobre los míos.

- La amo, recuérdelo siempre- Dijo apoyando su frente sobre la mía.

Después de dejar un pequeño beso sobre mi frente, salió de la habitación. Yo me sequé las lágrimas, tenía que parar de llorar para poder salir, mi orgullo me lo pedía.

Me apoyé en el quicio de la puerta y me quedé allí durante unos minutos, todavía no estaba preparada para salir y que todo el mundo sintiera pena por nosotros.

Punto Y Aparte #1Where stories live. Discover now