31.No hay vuelta atrás

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-¿Qué le pareció?- Me preguntó Villamil.
- Creo que es de esos días que no voy a olvidar nunca- Dije.
- Ya vi que lo estaba dando todo- Dijo riendo.
- ¿Pero acaso dudabas que me iba a volver loca?- Pregunté.
- Para nada, sé perfectamente que la sangre no te llega a la cabeza- Dijo riendo.
- Eres imbécil- Dije riendo- Ve a cambiarte que vas a coger una pulmonía.
- Voy- Dijo sonriendo.
- Y Villa en serio, es uno de los mejores días de mi vida. - Dije sonriendo.
- Me alegro- Dijo.
- Parece que desde que estoy con vosotros, no paro de cumplir mis sueños- Dije con una sonrisa de oreja a oreja.
- Si por mí fuese, sabe que no dejaría ninguno de sus sueños por cumplir- Dijo.

Fui a contestarle pero apareció Simón y me callé.

-Lía, ¿qué hago con los pantalones?- Preguntó Simón.
- Tirarlos. En serio chico, no he visto a nadie que rompa más pantalones que tú- Dije.
- Soy un rockero rehabilitado, soy de romper cosas- Dijo riendo.
- Lo que eres es tonto, mañana te toca ir de compras conmigo por listillo- Dije.
- ¡Noooooo! ¿Por qué me odia?- Gritó.- Por favor sabe que no soporto ir de compras y menos con usted.
- Es lo que hay majo, a no ser que quiera ir en calzoncillos a los conciertos- Dije riendo.
- Lía por favor. Mire, va usted con Martín que le encanta ir de compras, me compran unos pantalones y ya- Dijo.
- No cuela Simón, es usted un pringado- Dijo Villamil riéndose de él.
- Me voy a buscar a mi novio, prepárate psicológicamente.- Dije riendo y me fui.
.........
- Me he encontrado a Valeria y me ha dicho que nos vayamos a tomar algo con ellos- Dijo Martín.

Levanté un ceja.

- Prometo sólo beber agua- Dijo levantando las manos.
- No sé si me apetece, estoy cansada- Dije.
- Venga, los chicos han dicho que sí, incluso Nath va.- Dijo.
- Martín, ¿te recuerdo que saliste del hospital hace solamente doce horas?- Dije enfadada.
- Lía ya le dije que no voy a tomar, ¿por qué no confía en mí?- Dijo.
-¿En serio necesitas que te lo explique?- Pregunté.
- Mire, yo voy a ir. No quiero meterme en casa y ni si quiera poder pasar un rato con usted. Si no quiere ir, allá usted.- Dijo y se fue enfadado.
- Haz lo que te dé la gana, ya veo que mi opinión te importa bien poco- Dije gritándole.
- Lía- Dijo Simón a mis espaldas.
- Te juro que no lo soporto- Dije.
- Debería ir, así por lo menos lo tenemos entretenido y no beberá- Dijo.
- Voy a ir sólo por no haceros el feo, pero no me pienso acercar a él- Dije.
.................
Fuimos a un bar, Martín se sentó en la otra punta de la mesa y yo me senté entre Valeria y Andrea. Pedí un Coca-Cola.

-¿Lía le ocurre algo?- Preguntó Wendy desde la otra punta de la mesa.- Está muy callada y usted habla mucho.
- ¿Tanto hablo?- Pregunté riendo.
- Mucho- Dijo Villamil sonriendo.
- Vaya, ahora resulta que soy un loro- Dije sonriendo.
- Bueno cuéntenos algo- Dijo Valeria.
- Pues estoy emocionada porque hoy ha sido mi primer concierto- Dije con una sonrisa de oreja a oreja.
- No mames, ¿en serio?- Dijo Salomé impresionada.
- A usted fue entonces a la chica que le escribieron la canción- Dijo.
- Ay con lo romántica que fue seguro que se la escribió Martín- Dijo Wendy ilusionada.

Martín soltó una carcajada, lo miré súper mal porque sabía por dónde iba a salir. Villa se revolvió incómodo en la silla.

- Fue Villa quién la compuso y escribió- Dijo Martín con ritintin- Yo no soy capaz de escribir palabras tan bonitas.
- Igual es porque tampoco te pones a ello- Dije sonriéndole falsamente.

Me miró desafiante, yo miré para otro lado. Todos se nos quedaron mirando, fue un situación bastante incómoda.

- Pues Villa, escribes muy bien- Dijo Valeria.
- Gracias- Dijo Villamil sonriendo.
.......................

Estuve toda la noche observando a todo el mundo, total, no tenía nada mejor que hacer. Martín no paró de hablar con Aristeo, Salomé y Wendy. Isaza y Andrea estaban muy acaramelados, al igual que Nath y Simón. Y Villamil y Valeria parecían haber hecho muy buenas migas, demasiadas diría yo. Estuve observándoles. No paraban de susurrarse cosas al oído y reír mucho, incluso Valeria le dejó caer algún que otro beso en la mejilla. No me estaba gustando nada aquello, ¿qué me pasaba? Decidí salir fuera a fumar, me estaba poniendo un poco nerviosa ante toda aquella situación. No me hablaba con mi novio y encima me estaba poniendo celosa de Valeria. Estúpida de mí. Saqué el paquete de tabaco de mi bolso, encendí un cigarro y empecé a fumar como si no hubiese un mañana. Mi mente no paraba de darle vueltas a todo. Estaba harta de Martín y de Villamil, maldije el día en que se habían cruzado en mi camino. Sin darme cuenta, me había fumado el cigarrillo. Saqué otro y lo encendí. Mi mente iba a mil por hora, estaba empezando a sentirme mareada. Crucé la calle y me senté en el escalón de la acera. Seguía fumando, ésta vez con más tranquilidad. Cogí el teléfono y escribí:

"Los sueños que tenía por cumplir, aquellos que prometiste que iba a vivir junto a tí, se fueron con el mar.
Aquellas promesas se marcharon y ya nunca más supimos amar.

No vuelvas, no vuelvas, ya tuviste tu oportunidad. No vuelvas, no vuelvas, ya no quiero quererte más.

Mendigué tu amor en las calles, pero tú lo tiraste al suelo, y aunque cada día lo batalle, al final se heló junto a mi corazón."

Vi a alguien que se paró delante de mí, levanté la mirada y vi a Martín. Volví a mirar mi teléfono.

- Lía, no me ignore- Dijo.
- Perdón, es que estoy haciendo lo mismo que llevas tú haciendo toda la noche- Dije sin levantar la mirada del teléfono.
- Lía no se comporte como una niña pequeña- Dijo y me quitó el móvil.
- Devuélvemelo ahora mismo- Dije enfadada.
- Quiero que me escuche- Dijo.
- ¿Y si no quiero escucharte qué?Quédatelo, tampoco me hace falta.- Dije y me levanté para irme.
- Lía venga, no sea así. Hablemos por favor.- Dijo.
- Lo único que tengo que decirte es que estoy harta de tí y que me has estropeado el día perfecto.- Dije.
- Lía lo siento amor- Dijo.
-¿Cuántas veces me has pedido perdón en lo que llevamos de mes Martín?- Dije.- Tus lo siento ya no sirven para nada.

Me fui dando un paseo a ninguna parte, eran las tres de la mañana y no sabía regresar a casa.
Pasaron las horas, eran las cinco de la mañana y yo seguía en la calle. Me paré en un banco, me dolían los pies. Tenía veinte llamadas perdidas de cada uno de los chicos.

-¿Lía?- Oí.
-Villa, ¿qué haces aquí?- Pregunté.
- Pues vine a acompañar a Valeria y a Wendy, no quería que viniesen solas.- Dijo- Lía te hemos llamado un montón, ¿por qué no lo cogía?
- No lo he escuchado- Mentí.
- Lía, Martín está muy preocupado, de hecho no ha parado de llorar- Dijo.

Me encogí de hombros. Villa me abrazó.

- Me tenía muy preocupado, menos mal que la encontré- Dijo- De hecho las acompañé por si la encontraba a usted.
- Lo siento- Dije y empecé a llorar.
- Ya está, preciosa, ya está- Dijo abrazándome fuerte.

Lo miré a los ojos, él me secó las lágrimas.

- Lía hay algo que le quiero decir porque ya no aguanto más, no le he dicho nada todavía porque no era justo para nadie. - Dijo.
- Villa ahora no por favor...- Susurré.
- La amo Lía, la amo- Dijo con los ojos llenos de lágrimas- No puedo verla con él y que no sea feliz, se lo merece todo. Y yo fui el idiota que la dejó ir por miedo y ahora se ha escapado de mis manos y duele ver que no puedo tenerla junto a mí.

Me agarró la cara y me besó.

Punto Y Aparte #1Where stories live. Discover now