2.LA HUIDA FALLIDA

1.7K 100 6
                                    

Lo primero que me dijo Sofía en el momento que decidí mudarme con ella, fue que me tenía que comprar mucha ropa. Parecía una tontería, pero yo estaba acostumbrada al calor y al poco frío que hacía en Madrid. Realmente no hice la locura de mudarme desde Madrid hasta Bogotá, sin pasar antes por la que realmente era mi hogar, mi cálido hogar, Málaga. Ahora sí que era una verdadera locura. Me mudaba desde el sur de España, hasta una de las ciudades más húmedas de Colombia.

Recogí mi equipaje y me dirigí rumbo a la salida. Estaba bastante incómoda, tenía mi larga melena castaña alborotada, por no decir que ya tenía frío y todavía no había salido a la calle. El viaje en avión estuvo bastante divertido, un pequeño de cinco años se había sentado a mi lado.Nos hicimos amigos en seguida, nos pasamos medio viaje viendo películas disney, que yo llevaba en mi IPad, y habíamos jugado durante horas al "veo veo" entre las risas de su madre y las nuestras. Incluso su madre me dio su teléfono para que no cortásemos la relación. Si no me hubiese dedicado a la traducción, estoy segura de que lo que fuese relacionado con los niños era lo mío. Adoraba a los pequeños.

A lo lejos vi un cartel bastante grande que decía: "BIENVENIDA A TU NUEVO HOGAR LÍ". Sólo había una persona que me llamaba así, y ese era Alejo,obviamente sabía que Sofi no iba a hacer nada de eso, no era tan detallista. Corrí hacia donde se suponía que encontraría a aquella pareja de enamorados a la que tanto quería. Una cosa que me caracterizaba bastante, era que era de lágrima fácil, vaya lo que venía a ser una llorona de los pies a la cabeza. Y eso es justamente lo que hice al abrazar a Sofi,llorar, pero no eran lágrimas de dolor, eran lágrimas de agradecimiento a ella, a mi amiga, aquella que me había dejado instalarme en su casa y que nunca jamás me había abandonado.

Llegamos al aparcamiento de casa de Sofi, aquella casa era como la casa de mis sueños, un poco más modesta, pero al fin y al cabo como la de mis sueños. La casa tenía dos plantas. En la planta baja se encontraba un pasillo largo, al final de este había una cocina abierta que daba al salón. En la planta de arriba se encontraban las habitaciones. Me puse cómoda y organicé lo que sería mi habitación, me tumbé en la cama y empecé a llorar. Tenía tanto miedo de aquella situación, miedo de aquel lugar tan diferente al que estaba acostumbrada, miedo a no encontrar trabajo, miedo a no encajar con nada ni nadie. Antes de que pudiese darme cuenta, me quedé dormida.

Las semanas siguientes fueron un poco duras. Fui repartiendo currículums por toda la ciudad con la ayuda de Alejo, por supuesto. Esos días no tenía clases por no se qué. Nunca había entendido cómo iban las cosas por allí. Y Sofía estaba trabajando, por eso buscaba trabajo tan desesperadamente, no quería ser una carga para nadie y menos, económica.

—¿Aquí es que nunca sale el sol?—Dije tiritando de frío mientras andábamos por las calles mojadas por la lluvia.

—Y eso que hoy no hace mal día—Dijo Alejo riendo.

Alejo era la persona más dulce que conocía, a veces me preguntaba cómo alguien tan bueno podía estar con aquella mala pécora que era mi amiga, no os equivoquéis, quería mucho a Sof y me encantaba la pareja que hacían, pero una cosa no quitaba ela otra, ni mucho menos el carácter de mi amiga.

—El viernes van a ir a la Morat unos amigos—Me dijo sacándome de mis pensamientos—No hace falta que vengas, pero creo que te vendría bien conocer gente nueva, a demás son muy buena onda y te van a encantar.Ya llevas un mes aquí y sólo nos conoces a nosotros.

Me quedé pensando por un momento.

—Se me hace raro el nombre de la finca—dije entre risas y él me siguió.

— Está bien, pero sólo porque estoy harta de pasar tiempo con vosotros dos-dije dándole un golpecito en el brazo.— Pero el viernes hay partido de final de LIGA, y no puedo defraudar al Real Madrid.

Alejo rió a esto último, sabía que mi devoción por el equipo de fútbol no era normal.

—Tenemos televisión, tranquila— Dijo guiñándome un ojo.— Además pretendíamos verlo.

Fuimos al encuentro de Sofía, íbamos a comer los tres juntos. Me llevaron a un sitio de hamburguesas, lo cual agradecí, porque además de ser intolerante a la lactosa, era muy especial para comer.

—¿Le dijiste lo del viernes Alejandro?—Preguntó mi amiga intrigante.

—Dijo que sí—Dijo Alejo guiñándole el ojo.

¿Qué se tramaban estos dos?

Empezó a sonar Cuánto me duele de Morat por todo el restaurante y yo simplemente sonreí.

—Eh, Alejo algún presentarás a Morat ¿verdad?—Dije sonriendo.

—Claro, los chicos se merecen conocer a mi mejor amiga, aquella que babea por y cada uno de ellos— Dijo entre risas.

—Sí, sí, sobretodo por Villa—Siguió Sofi.

—Solo avisadme antes para que me ponga las mejores galas que tengo— Chasqueé mi lengua y me uní a las risas.

***********

Llegó el viernes y tal y como hacía siempre cuando jugaba el Real Madrid, me puse mi camiseta del equipo con el número siete y el nombre de Raúl, unos vaqueros y unas zapatillas de color blanco a juego con la camiseta. Había hecho una tortilla de patatas, ya que íbamos a almorzar en la finca, y nunca me gustaba ir a los sitios con las manos vacías. Sofi casi nunca conducía así que me pidió que lo hiciese yo para así también ir acostumbrarme a aquellas calles y carreteras.Llegamos al sitio y pegamos a la puerta, se escuchaban risas y voces desde fuera, voces que me resultaban familiares pero que no conseguía distinguir. Abrió un sonriente Alejo, me miraba sin poder parar de sonreír y esto me resultó bastante extraño. Besó a Sofía y ésta entró la primera por el largo pasillo hasta el sitio donde se suponía que estaban sus amigos. Alejo me cogió la tortilla y me invitó a que pasara delante de él. Así lo hice. Cuando llegué al sitio donde estaban, me percaté de que había cuatro figuras masculinas y dos femeninas. Cuando me quise dar cuenta de quiénes eran, era demasiado tarde, todos me miraron.Mi primera reacción fue dar media vuelta en dirección a la puerta. Pero Alejo me detuvo antes de que pudiese hacer nada, lo miré con cara de pánico, ¿cómo no me habían dicho nada? Alejo me cogió de los hombros y me llevó de vuelta a la sala.

—Ella es Lía— Dijo a sus amigos mientras yo me sonrojaba, pero a la vez miraba con cara de asesina a Sofi, la iba a matar.

—Hola, soy Simón—Dijo aquel chico de pelo oscuro y gafas, claro que no hacía falta que se presentara nadie, sabía perfectamente quiénes era cada una de las personas que había en aquella sala—Ellos son Isaza, Susi, Andrea, Martín y Villa.- Siguió mientras señalaba a cada una de las personas que había allí.

Todos me saludaron. Yo estaba inmóvil.

—Encantada—Logré decir titubeando.

Mi mirada se cruzó con Villa, oh dios mío, aquel metro noventa de pelo oscuro.

Punto Y Aparte #1Where stories live. Discover now