51. Paz.

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- Hola Lía- Dijo Joan.

Los miré por unos instantes, vi que llevaban un carrito de bebé y sonreí amargamente.

-¿Cómo estáis?- Pregunté.
- Muy bien, un poco atareados con la niña- Dijo María.
- Ya, es normal- Dije- ¿Cómo se llama?

No sabía si estaba haciendo todas aquellas preguntas por cortesía o por inercia para salir de aquella situación lo más victoriosa posible.

- Se llama Patricia- Dijo María.

Miré a Joan. Siempre me dijo que si alguna vez tenía una hija, la llamaría así y ya ves que lo hizo. Él nos miraba serio, Juan Pablo estaba allí junto a mí mirando a Joan con rabia, pero no decía nada, al igual que Joan.

-¿Y él es?- Preguntó María refiriéndose a Villa.
- Ay perdón, él es Juan Pablo- Dije.
-Encantada- Dijo María dándole dos besos.
- Igualmente- Dijo Juan Pablo.
- Oye Lía, sé que ésta situación es muy incómoda pero nos gustaría hablar contigo de todo lo que pasó- Dijo María.- Podríamos quedar.
- Bueno realmente no sé  si me dará tiempo, mañana ellos tienen concierto y yo me tengo que encargar de un par de cosas- Dije.
- Mañana a la hora de comer está libre- Dijo de repente Villa.
- Pues podríamos quedar los cuatro para comer- Dijo Joan.
- De acuerdo- Dijo Juan Pablo- Nos vemos. Ahora debemos irnos, nuestros amigos nos esperan.
- Hasta mañana- Se despidieron Joan y María.

Cuando vi que estaban lo suficientemente lejos, miré a Juan Pablo todavía con su mano entrelazada con la mía.

-¿Por qué has hecho eso?- Pregunté molesta.
- Porque es la única forma que va a tener de curarse-Dijo mirando para delante serio.
- Pues deberías de haberlo consultado, ahora además de sentirme como una mierda porque he visto a Joan y María con su hija, mañana tengo que verlos otra vez- Dije enfadada.
- Lo hice por su bien, me da igual que se enfade. Lo único que quiero es que vaya cerrando etapas de su vida que le han hecho daño- Dije.

Cuando me di cuenta de que nuestras manos seguían unidas, aparté mi mano. Él suspiró.

- Por favor dime que esos no eran Joan y María- Dijo mi hermana cuando llegamos junto a ella y nuestros amigos.
- Sí y por si fuera poco mañana tengo que verlos otra vez gracias a Villa- Dije.

Todos miraron a Juan Pablo con cara de enfadados.

- Sólo quiero que se cure de una vez, y esta es la única forma. Dejad de mirarme así, vosotros hubieráis hecho lo mismo- Dijo.
- Eso es cierto- Dijo mi hermana de repente.- Ya es hora de que cierres esa etapa de por vida.
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Llegamos al hotel, Juan Pablo y yo nos fuimos a nuestra habitación en silencio. Cuando llegamos me metí en el baño sin decir nada. Cuando salí con mi pijama puesto, Juan Pablo ya estaba tumbado en la cama con el suyo puesto. Me metí en ella y me puse  de forma que le diera la espalda. Él se pegó a mí y me abrazó, yo me aparté.

- Venga Lía- Dijo.
- No, la has cagado- Dije enfadada.
-¿Pero no se da cuenta de que lo hice por su bien?
-¿Por mi bien? Y una mierda. No sé qué es lo que pretendías con esto, pero no me ha gustado un pelo.- Dije sentándome en la cama mirándolo.
- ¿Yo? Sólo quiero ayudarla, a mí no me sirve de nada todo esto, de hecho me duele verla sufrir, pero es la única manera que hay.
-La única manera era mandarlos a la mierda y no verles nunca más.
-¿Sabe que el odio que les tiene sólo hace que usted sufra?
- Me da igual
- No, no le da igual. Si mañana le perdona de corazón, va a ver que se va a sentir muy bien. Ahora venga aquí, me niego a que se enfade conmigo- Dijo abriendo los brazos para que lo abrazara.
- Demasiado tarde para eso- Dije y le volví a dar la espalda.

Suspiró y se rindió.
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Llevaba toda la mañana haciendo las cosas muy lentamente para que no nos diera tiempo a llegar y tuviéramos que cancelar la quedada. No me hablaba con Juan Pablo pero él se dedicaba a sonreírme y a acercarse a mí. Sabía cómo hacer que me rindiera ante él, pero ésta vez no lo iba a dejar. Era bastante orgullosa.

Punto Y Aparte #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora